Acaban de cumplirse 739 años del fallecimiento de don Jaime I de Aragón, el rey que permitió a nuestros antepasados trasladarse desde el poblado del Castell Vell, hasta la Plana.

Fue un personaje singular. Afirman los historiadores y él mismo en el Llibre dels Feits, algunos hechos que parecen surgidos de una leyenda: la forma en que fue concebido, la que ideó su madre para elegir el nombre con el que iba a ser bautizado, su extraordinaria estatura, longevidad, cabello rubio y el gran número de conquistas, lo convirtieron en un personaje poco habitual en el siglo XIII.

Era frecuente entonces que los reyes se casaran varias veces y tuvieran diferentes amantes, pero en el caso de don Jaime, sus biógrafos dudan entre dos o tres bodas, al no poder afirmar que se casara, en secreto, con doña Teresa Gil de Vidaure, con la que mantuvo relaciones durante dos periodos distintos de su vida.

En 1231 casó con Leonor de Castilla, que dio a luz un hijo. Alfonso, que falleció en 1260, dieciséis años antes que su padre. Anulado su primer matrimonio, contrajo nupcias con doña Violante de Hungría; de esta unión nacieron: Violante, que casó con Alfonso X el Sabio. Constanza, esposa del infante don Manuel de Castilla. Don Pedro, Rey de Aragón y Valencia. Jaime II de Mallorca. Don Fernando que murió siendo niño. Las religiosas Sancha y María. Isabel, esposa de Felipe III de Francia y don Sancho que murió a manos de musulmanes granadinos.

De su relación con Teresa Gil de Vidaure, nacieron: Jaime, señor de Jérica y Pedro, señor de Ayerbe. Doña Blanca de Antillón fue la madre de su hijo Fernán Sánchez, barón de Castro. Doña Berenguela Fernández, alumbró a don Pedro Fernández, barón de Hijar y de otra relación con doña Berenguela Alfonso no tuvo descendencia.

Durante los últimos años de su vida, promovió dos cruzadas (1269 y 1274), pero fracasó en ambas y nunca pudo ver cumplido su sueño de ir a Tierra Santa.

Sin embargo, en 1976 se sublevaron los mudéjares y Jaime I quiso intervenir, siendo herido en la batalla de Lluixent.

Falleció un mes más tarde en Alzira, después de tomar los hábitos de la Orden del Císter y abdicar en favor de sus hijos Pedro y Jaime.

El cadáver de don Jaime I de Aragón permaneció en Santa María de Valencia hasta mayo de 1278 que fue enterrado en el Monasterio de Poblet.

Tras la desamortización de Mendizábal, el monasterio fue abandonado y su cadáver se trasladó, en el año 1843, a la catedral de Tarragona, pero en 1952 fue depositado de manera definitiva en el Monasterio de Poblet donde reposa en la actualidad. H

*Escritor