El respeto es la consideración especial que se le tiene a alguien o incluso a algo, al que se le reconoce valor social o especial diferencia. Las muestras de respeto están relacionadas con cuestiones morales y éticas, aunque en algunos casos tienen que ver con cuestiones legales y culturales.

Cuenta la leyenda que en 1650 arribó a las playas de Benicarló un falucho del que desembarcó César Cataldo portando una imagen de un Cristo en la cruz, cuya llegada, en un momento en que una epidemia de peste bubónica azotaba la ciudad, fue calificada de prodigiosa. El Cristo del Mar siempre ha sido objeto de profunda devoción en Benicarló, y es tradicional su traslado anual en sendas procesiones entre su capilla y el templo parroquial.

A las procesiones del Cristo del Mar se acude por convicciones religiosas o simplemente por respeto a nuestras costumbres y tradiciones. No se es más religioso por acudir, ni se es más agnóstico por no acudir. A dichas procesiones ha venido asistiendo la corporación municipal en pleno, si bien entiendo que la decisión de asistencia ha sido siempre personal y libre.

Merecen respeto quienes por coherencia o convicción rehusen la invitación y participación en dichos actos procesionales, igual que merece respeto institucional un sentimiento mayoritario de los benicarlandos que excede de lo puramente religioso.

Respeto pues para quienes decidan estar y para quienes decidan no estar, si bien, como el respeto es una condición humana recíproca, podemos no ser respetados en la medida en que se pueda entender que no respetamos. H

*Portavoz del PP de Benicarló