Querido/a lector/a, de vez en cuando hay noticias que a los que escribimos de forma habitual y en día fijo en los medios, nos cogen a pie cambiado. Nos enteramos cuando ya hemos entregado el artículo y no podemos rectificar. O, si prefieres, peor aún, cuando unos días después ya puedes volver a escribir el tema ha perdido actualidad o ha sido trapicheado. Bueno pues, eso es lo que me ha pasado con un amigo periodista que falleció, con Joan Soler (el que fue fundador y director de emisores en la Cope), y cuando me enteré ya no podía reaccionar, aunque también es cierto que utilice el espacio de La Panderola de Medi TV para transmitir mis condolencias.

Y aunque sea tarde, quiero decir que Joan siempre me pareció un tipo digno. Al fin y al cabo eso es, en definitiva, lo que hizo el 23-F al no plegarse ante Milans del Bosch y seguir emitiendo editoriales en defensa de los valores constitucionales: es decir, dignificó su condición de ciudadano con derechos y deberes y, al tiempo, a la democracia y a la profesión periodística. Pero, es casi lo mismo que hizo el día que el obispo representante de la Cope en Valencia le llamo para decirle que recibía muchas cartas solicitándole la expulsión de contertulios políticos como Pérez Benlloch, Ferran Torrent y un servidor: me refiero a que no solo no cedió, sino que exigió se respetara su digna y calculada elección. ¡Si! Dignidad es la palabra. El comportamiento que nos solicitaba cada vez que a la salida de la Cope de Valencia nos esperaban algunos/as exaltados/as con actitudes agresivas. Y es que Joan, repito, era un tipo digno porque se respetaba a sí mismo y exigía de los demás que así lo vieran y también lo hicieran. Siempre en el recuerdo.

*Analista político