La Universitat Jaume I, al igual que el resto de las universidades valencianas, ha preparado una serie de actos esta semana en homenaje a las mujeres que han trabajado por la igualdad en la universidad, la educación y la democracia. Enhorabuena por las iniciativas y felicidades a la Fundación Isonomia, al Instituto Universitario de Estudios Feministas y de Género Purificación Escribano, a la Unidad de Igualdad, y otros colectivos de la UJI que llevan tiempo recordándonos la importancia de las mujeres en la construcción de una sociedad moderna, de progreso y más equitativa.

A pesar del trabajo realizado hasta la fecha hay que reconocer que queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en la universidad. Un simple cálculo del número de catedráticas, directoras de grupos de investigación, rectoras, o mujeres que han recibido distinciones a su trayectoria investigadora nos lleva a la conclusión que la universidad todavía se visualiza en masculino. La pregunta es ¿cómo podemos contribuir a que se visualice en femenino? Probablemente necesitamos combinar la voluntad política de la universidad como institución y nuestro compromiso por seguir trabajando día a día por la igualdad.

A nivel institucional, necesitamos continuar trabajando para dar visibilidad al trabajo que realizan las mujeres en las universidades. Por ejemplo, deberíamos pensar en fórmulas para garantizar una distribución más equilibrada de recursos públicos destinados a la investigación. No se trata de favorecer a las mujeres frente a los hombres en las universidades, pero si los recursos públicos no están distribuidos de manera equitativa, algo falla y las universidades deben trabajar para corregir estos desequilibrios.

Por otra parte, no debemos olvidar el esfuerzo de muchas mujeres universitarias, y también de las persones que nos han acompañado en nuestras vidas, por mantenernos firmes en la igualdad como compromiso individual. Durante años hemos escuchado comentarios como “está en el cargo por ser mujer”, “no debería haber tenido hijos, si solo tiene tiempo para la universidad”, “le gusta tanto su trabajo que se olvida de la familia”. Reconocerán fácilmente estos comentarios y estarán de acuerdo conmigo que generan sentimientos de culpa y frustración por no llegar a todo. Y lo que es más grave, llevan implícitos perjuicios sexistas, ya que esto no se dice de los hombres.

Bien, con el paso del tiempo, y con la mirada puesta en las universitarias más jóvenes que deben tomar decisiones sobre sus proyectos universitarios y también sobre sus proyectos vitales, les animo a ignorar cualquier comentario que alimente la desigualdad entre hombres y mujeres. La sociedad ha cambiado mucho y en un futuro la voluntad política de la universidad y el compromiso de las mujeres por trabajar por la igualdad harán que la universidad deje de visualizarse en masculino. H

*Catedrática de universidad y

diputada autonómica PSPV