Quién nos iba a decir a los españoles que en agosto todavía no tendríamos gobierno. Pero quién iba a pensar que el PSOE, un partido con 137 años de historia y casualmente el que durante más legislaturas ha gobernado España, estaría hoy bloqueando constantemente la formación de un gobierno y evitando, por ende, que el país se ponga en marcha y que los ciudadanos no perdamos ni un oportunidad más.

A mi entender, esta situación de parálisis institucional a la que nos están abocando los socialistas es un despropósito y se está convirtiendo, después de dos convocatorias electorales, en una broma muy pesada que pagaremos muy cara todos los españoles.

El PSOE es hoy rehén de si mismo, de sus pactos en los gobiernos locales y autonómicos. Con su plan de desbancar al Partido Popular de las instituciones, los socialistas se echaron en manos de los populistas; sí, de los que consideran a Pablo Echenique todo un ejemplo por no pagar la Seguridad Social de su asistente personal; y sí, de los que tienen como líder a Pablo Iglesias que afirmó que azotaría a una mujer hasta que sangrara.

Estamos en un momento crucial de nuestra historia y los socialistas deberían abandonar ya la política de bandos y velar por el interés común. España necesita un PSOE con menos egos, que tenga visión de estado y que asuma un compromiso con los españoles. Que el PSOE facilite la investidura de Mariano Rajoy les dejaría como el partido hegemónico de la izquierda y ante la posibilidad de liderar una oposición firme y reivindicativa por el bien de toda la Nación. H

*Diputado electo por PPCS