El rector de la Universitat Jaume I, Vicent Climent, afronta este curso 2017/18 como el último en su cargo, con unas elecciones a la vista en el segundo trimestre del 2018. Tras dos mandatos, el máximo que permiten los estaturos de la Jaume I, dice que «dejo más cosas hechas que a deber», pero con la espinita de no ver acabada la nueva facultad de Ciencias de la Salud, que él impulsó de la mano de la sociedad castellonense en los primeros andares como máximo representante de Riu Sec, en unos años de reivindicaciones tras reivindicaciones por la financiación justa de la universidad y por la bajada de tasas y de atar un acuerdo con el Consell para la deuda histórica.

-Último curso como rector tras dos legislaturas, con elecciones a final de curso. ¿Cuáles son las principales reivindicaciones de esta recta final de mandato?

--Nos queda un curso entero con muchos proyectos ilusionantes con los que acabar el mandato. Por un lado, vamos a finalizar la primera fase de construcción de la facultad de Ciencias de la Salud, con el traslado ya del Decanato, el departamento de Enfermería y parte de los de Medicina y Psicología. Además, queremos licitar la segunda fase de este edificio, lo que permitiría completarla en esta década. Pero para ello necesitamos que la Generalitat valenciana cumpla con los compromisos de financiación y pago anual de la deuda histórica que se recogieron en el acuerdo de 2014. Sin esos ingresos no podremos garantizar la construcción del edificio. A nivel del Gobierno valenciano esa es nuestra principal reivindicación, junto con el cumplimiento de los compromisos adquiridos con nuestro personal docente y de administración. Una reivindicación que ya ha sido atendida por el Consell ha sido la rebaja de las tasas sin que ello afecte a las cuentas de las universidades.

-Si la normativa se lo permitiera, ¿volvería a presentarse?

--Creo que los Estatutos, que establecen una limitación de dos mandatos consecutivos, se hicieron con mucha sabiduría. La renovación siempre es buena, Creo que es muy positivo para la salud democrática y el desarrollo de nuevas ideas y personas que exista esa limitación de mandatos. En mi caso existe, pero si no fuera así, después de ocho años no me volvería a presentar de nuevo. Creo que he cumplido mi compromiso con la UJI en el ámbito de la gestión y continuaré aportando, en la medida de mis posibilidades, desde otros ámbitos.

-¿Cuáles son los retos marcados en el 2010 y cumplidos?

--Aún queda un curso entero para hacer balance, pero por ahora el resultado es mayor en el haber que en el debe. Creo que los grandes objetivos que nos habíamos marcado cuando entramos en el Rectorado, en el 2010, se han cumplido con creces, y hoy la Jaume I es una universidad mucho más potente, consolidada y, sobre todo, cohesionada. Hemos hecho un esfuerzo ímprobo por estabilizar las cuentas de la Universidad y hacerla sostenible, pasando de una situación de déficit de cerca de 23 millones a generar esa misma cantidad de remanente positivo. Y todo ello en un contexto de infrafinanciación pública, con caída de los ingresos por matrículas porque el incremento de las tasas excluyó a muchas personas de la posibilidad de estudiar, y de los gastos por la puesta en marcha de Salud, y el mayor coste de la plantilla por envejecimiento y acumulación de méritos. Pero por encima de todo hemos dado prioridad a las personas, a las que hemos garantizado siempre el empleo y las mejores condiciones para desarrollarse. Esa ha sido mi prioridad y la de mis equipos. Nuestro lema siempre ha sido Junts fem UJI porque este es un proyecto colectivo. Hemos desarrollado unos planes de igualdad, internacionalización, multilingüismo, un código ético, el modelo educativo y hemos aplicado los criterios de transparencia en la gestión.

-¿Y en la casilla del debe?

--En el debe me queda no haber podido hacer más cosas precisamente por el momento histórico de recesión en el que nos hicimos cargo de la UJI. Nos habría gustado poder mejorar aún más las condiciones laborales, para el estudio y la investigación si hubiéramos contado con más medios. Y quizás, también, haber concluido antes el edificio de Salud e implementado algún grado en Ciencias de la Actividad Física. También me hubiera gustado potenciar más la nueva Escuela de Doctorado, para que sea una verdadera cantera de investigadores, al igual que mejorar el plan propio de investigación. Todo, con más recursos. Creo que el balance es más satisfactorio que negativo.

-Un proyecto estrella de la ‘era Climent’ ha sido la nueva facultad de Ciencias de Salud, ¿la verá terminada como rector?

--No, como rector no la veré terminada, pero espero haber puesto todas las vías para garantizar su finalización. Vamos a intentar licitar la segunda fase este año y asegurar los recursos necesarios para su financiación, con lo que las obras, aunque no concluirán en nuestro mandato, sí que estarán garantizadas.

-La UJI destaca cada vez más en investigación, atendiendo además a su reciente entrada en el prestigioso ránking de Shanghái 500. ¿Es este uno de los puntos clave en el camino de futuro?

--La investigación ha sido, desde los orígenes de la UJI, una de nuestras señas de identidad, con una vocación de excelencia, internacionalización y servicio a la sociedad. En los últimos años hemos apostado, con fondos propios por mantener la investigación como objetivo prioritario y eso es lo que nos ha permitido situarnos este año, por primera vez, entre las 500 mejores universidades del mundo. Si tenemos en cuenta que hay más de 20.000, quiere decir que estamos en el top del 3% mundial. Esto tiene unas repercusiones tremendas. A nivel curricular, nuestros estudiantes saben que están estudiando en una de las mejores universidades y eso les abre nuevas oportunidades laborales. A los docentes e investigadores se nos abren nuevas puertas para colaborar con otros centros de excelencia. Y a nivel de gestión, tenemos la responsabilidad de mantener esta posición. Por ello, vamos a esforzarnos en seguir potenciando la investigación, la de alto nivel, la investigación frontera.

-Con 25 años recién cumplidos y toda la vida por delante, ¿cómo puede crecer más la Jaume I?

--La Jaume I es adulta joven, que no renuncia a sus valores de inconformismo y juventud, pero que ya está plenamente consolidada. Por lo tanto, ahora todos los esfuerzos van hacia el futuro. Así lo hemos querido transmitir también con nuestra nueva marca de comunicación. La UJI tiene todavía que crecer mucho y lo va a hacer, como hasta ahora, gracias a su comunidad universitaria, y a la sociedad de nuestro entorno, que siempre tiene que estar en nuestro horizonte.

-La financiación, ¿sigue siendo ese caballo de batalla de las universidades públicas valencianas en los últimos años?

--Sí, sin financiación no hay autonomía universitaria. Así de sencillo. Sin financiación no se pueden hacer políticas diferenciales y no se puede competir, que es a lo que estamos obligadas las universidades en este siglo XXI. Por tanto, sí, la financiación pública es el gran caballo de batalla y lo seguirá siendo hasta que no se garantice por ley. Creemos que es importante que haya un marco financiero suficiente, que nos garantice los recursos para poder prestar el servicio público de formación superior e investigación, y que ese marco sea estable y no esté al albor de la mayor o menor sensibilidad del Gobierno de turno.

--Lo mismo ha sido la bajada de tasas este curso tras años congeladas, un 7%, con la previsión de un 8% más en el 2018. ¿Cuál sería la tasa ideal?

--Con la rebaja del 15% acumulada en estos dos cursos nos encontraremos con unos niveles de tasas similares a las que había antes del nefasto decreto Wert. Debemos continuar, como han hecho otros sistemas universitarios españoles, con esa política de rebaja de tasas con el horizonte de reducirlas hasta que la educación superior esté absolutamente al acceso de todos los ciudadanos. Esas tasas se deben acompañar, como se está haciendo, con una política de becas que garantice la no exclusión por falta de recursos económicos. La universidad es el mejor ascensor social y la mejor garantía contra el desempleo. La tasa de paro entre la población universitaria es del 9%, casi la mitad que la de la población general. Por tanto, si privamos a alguien de estudiar por falta de recursos le estamos condenando a no poder salir de su situación económica.

-¿Para cuándo nuevos grados en Riu Sec? Hace ya siete cursos, desde que empezaron Medicina y Enfermería, que no se ha implantado ningún título nuevo.

--Es cierto que llevamos años sin implantar nuevos estudios de grado, pero, por ejemplo, Medicina graduó su primera promoción el curso pasado, ya que requiere seis años cerrar el ciclo completo. Además, como he comentado, hemos tenido que implantar estos estudios en un contexto de gran dificultad presupuestaria. Y, además, sí que hemos variado y mucho nuestra nueva oferta de másteres oficiales y de estudios propios, adaptándonos a las necesidades de la sociedad, y generando programas muy especializados y versátiles. Creo que en los próximos años creceremos poco en el grado, quizás con algún estudio en el ámbito de la salud y el deporte, y más en másteres y doctorados, donde también hemos incrementando e innovado nuestros programas.

-¿Cuál es la hoja de ruta de Riu Sec para crecer?

--Como te decía, la hoja de ruta para crecer es la formación especializada. En las universidades americanas, el porcentajes de estudiantes de grado y másteres es del 50% cada uno, mientras que en nuestro caso estamos en una relación de 75 a 15, y eso que la UJI es una de las universidades españolas con mayor desarrollo en el ámbito de másteres, con una oferta de 44 oficiales.

-Después de dejar el rectorado, ¿regresará a la docencia?

--Por supuesto. Es mi trabajo, pero sobre todo mi vocación. Soy profesor universitario y mi pasión es la enseñanza y la investigación en el campo de la Óptica, que es mi especialidad. Volveré a las aulas y al laboratorio y, por descontado, estaré también al servicio de la UJI en todo aquello para lo que me necesite. Mi compromiso institucional continuará. //