Desde finales del pasado mes de noviembre, el vinarocense Sergio Albiol se ha puesto al frente de la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores, en sustitución del peñiscolano Miguel Castell, después de que este decidiera no presentarse a la reelección. Llega al cargo en un momento complicado para la pesca, con amenazas tales como la pérdida de flota, las restricciones de la normativa europea, la competencia de las barcas de Tarragona --que las cofradías del norte de Castellón tildan de desleal--, una temporada mala en capturas...

El nuevo presidente afronta esta etapa con ilusión, pero es muy claro al expresar que, de no cambiar mucho la situación, el futuro del sector pesquero tal y como lo conocemos pinta negro.

--¿Cuál es la solución para luchar contra el constante descenso en el número de barcas en la provincia? ¿Cree que puede llegar a peligrar incluso la misma existencia de esta actividad?

-No hay solución contra el descenso en el numero de embarcaciones, pues es un problema generalizado en todo el Mediterráneo, donde el sector pesquero está dando sus últimos coletazos. La administración parece que quiere extinguir la pesca con una excesiva normativa que no comprenden ni pescadores, ni rederos, ni nadie del sector. El precio del gasoil es desde hace años un lastre para los costes de las embarcaciones y siempre estamos con la incertidumbre de las variaciones de la cotización del barril de petróleo.

Otro problema que está menos estudiado, y que creemos influye muchísimo, es la posible contaminación del Mediterráneo y de las aguas que el río Ebro vierte en nuestras costas. Haría falta un estudio científico sobre la calidad de las aguas que vierten tanto este río como los emisarios submarinos, pues del fitoplacton depende toda la cadena biológica que hay en el caladero.

--¿En qué va a variar su gestión respecto a la de su predecesor?

-Mi gestión va a consistir en intentar reflotar una manera de vivir y trabajar, que es un sentir dentro de nuestra cultura. Escucharemos a todas las modalidades de pesca e intentaremos consensuar acuerdos que todos los implicados podamos respetar.

--¿Cuál es la primera medida en la que se va a poner ya a trabajar como presidente?

-Lo primero y principal es trabajar para que el nuevo plan de gestión del Mediterráneo que quiere implantar la administración sea viable. Este 2020 se va a asignar a cada barco un número de días de pesca. Si el caladero no se recupera, con esta medida las jornadas de trabajo irán disminuyendo cada año progresivamente. Esto obligará a las embarcaciones a elegir qué días faenan, disminuyendo el esfuerzo de la flota.

De todas maneras, estamos preocupados por las diferencias de días de pesca que se han asignado a otras comunidades autónomas, como Andalucía y Murcia, ya que parece que van a tener más, cuando en realidad han hecho menos paradas biólogicas estos últimos años y tienen históricos con más días de pesca.

--¿Es viable trabajar 40 horas a la semana cuando desde Tarragona no se ponen limitación de tiempo de pesca? ¿Va a proponer alguna solución en este sentido?

-Las 40 horas están descartadas porque los puertos vecinos que no comparten esta limitación, como por ejemplo el de Sant Carles de la Ràpita, están demasiado cerca y el caladero en el que trabajan es el mismo que el nuestro. Va a ser el Ministerio de Pesca el que finalmente va a fijar el tope de días a faenar por embarcación durante este próximo año.

--¿Hay esperanzas de que se amplíe la cuota de atún rojo y que deje de ser un depredador del mar provincial?

-Estamos intentando que den más cuota de atún rojo a las artes menores. Es un depredador de casi todas las especies del Mediterráneo y está esquilmando sardina, boquerón, pescadilla, canana, etc. Es un tema político; todos sabemos quién tiene la patente del atún.

Las granjas de engorde y sus barcos cerqueros tienen casi toda la cuota y el Ministerio de Pesca es el que hace el reparto, pero no hay manera de que redistribuya entre las pequeños artes menores, que pescan con solo un anzuelo en línea de mano. A día de hoy, se les está dando una cuota que es irrisoria.

--¿Y cómo hacer para que suba el precio del pescado en lonja, que es otro de los grandes problemas al que se enfrentan?

-En el precio de la lonja no podemos hacer mucho, pues si no salimos a faenar para que aumente el precio entra el producto por nuestras fronteras y llena los mercados igualmente. Nuestro pescado es de calidad suprema y está bien etiquetado, así que es el consumidor el que debe ser exigente con los comercios y no consumir el del extranjero, que no cumple los estándares de calidad que sí que tiene el nuestro.

--¿Cree que hasta ahora a las cofradías de la provincia les ha faltado unión en algunos temas? ¿Va a hacer alguna gestión para acercar posturas con Burriana y que vuelva a la Federación?

-Las cofradías no es que no tengan unión, es que luchamos contra demasiados frentes abiertos, y el peor es Bruselas, cuya política es la que manda realmente en todo el cotarro. Nos reunimos en nuestra provincia muchas veces y estamos dispuestos a perder todo el tiempo que sea necesario para conseguir acuerdos.

Hablaremos con Burriana e intentaremos que se sume, porque es uno de los nuestros.

--¿Qué le diría a los jóvenes para que se animen a embarcarse y no se pierda este oficio?

-Los jóvenes ahora ya no quieren ser pescadores. Es una forma de vivir muy dura y sacrificada. En estos momentos no puedo animarles, pues en el sector hay más penas que alegrías, y estamos sin apoyos de nadie, solo nos encontramos impedimentos.

Además, si tú quieres trabajar en el mar no puedes si no obtienes previamente una serie de titulaciones, y te obligan a ir a Alicante o l’Ametlla de Mar a hacer los cursos como si estuvieras estudiando fuera de casa, con el coste que ello conlleva. Para embarcar todo son impedimentos. Antes se facilitaban cursos en las propias cofradías.