José Escudero, empleado de FCC, desarrolla labores de limpieza en las calles de Castelló desde hace 12 años. “En los días previos a la declaración del estado de alarma estábamos reestructurando nuestros horarios en vista de la inminente llegada de las fiestas de la Magdalena. La suspensión ya nos puso en alerta y la decisión del Gobierno confirmó nuestras preocupaciones. Dada nuestra condición de servicio esencial, la empresa tomó medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores. La primera fue, además de proveernos de guantes, mascarillas y las protecciones indicadas, escalonar los turnos de entrada, para evitar al máximo el contacto. Y, en caso de presentar cualquier síntoma, debíamos avisar de inmediato. Lo importante era estar alerta y protegidos. Hay que mantener al máximo la higiene y limpieza de la ciudad, pero sin renunciar a la seguridad de los trabajadores. Al principio, teníamos un poco de miedo y resulta extraño recorrer las calles y no cruzarte con gente. La situación nos ha hecho tomar mayor conciencia de que nuestra labor es esencial para garantizar el buen estado, la higiene y funcionamiento de la ciudad. Ahora me dedico a la desinfección, principalmente de contenedores, papeleras, selectivas, etc. Para mí es un orgullo y satisfacción poder contribuir a que la población no se contagie al entrar en contacto con ciertas superficies”.