En mayo del 2011, cientos de jóvenes de Barcelona, igual que en otras ciudades de España, decidieron acampar en la plaza de Cataluña para protestar por el paro, la precariedad, la corrupción. Las noches de este 29 y 30 de septiembre del 2017 algo parecido en formas (aunque distinto en objetivos) está ocurriendo en aquellas escuelas e institutos catalanes que este domingo serán colegios electorales. Durante estas noches, decenas de ciudadanos duermen en estos centros, ocupados por otros vecinos durante el día, para evitar que sean precintados por los Mossos d’Esquadra. El objetivo es proteger el referéndum unilateral de este 1 de octubre.

En el Institut Miquel Tarradell, en el Raval barcelonés, hay alrededor de 30 personas la noche de este viernes. Eugènia Revilla es, desde hace pocas horas, portavoz del grupo de la noche del instituto. Vive en el Eixample Esquerra y el domingo, dice, votará ahí. “Todavía no tenemos actividades programadas para este sábado. Va todo un poco sobre la marcha”, cuenta Revilla. “Es la primera vez que me movilizo de esta manera. Para mí, esta es una oportunidad para poder decidir”.

Esta vecina del Eixample reconoce que esta primera noche (la del viernes al sábado) no es la importante, sino la siguiente. Los Mossos d’Esquadra tienen una orden de desalojar los colegios antes de las 6 de la mañana. Nadie sabe bien qué pasará entonces. “El domingo, bien temprano, vendrá gente del barrio para apoyar a las puertas del instituto”, añade Revilla. ¿Miedo? “No vivimos con este miedo a la policía. Las fuerzas del orden también están para protegernos, ¿no?”, responde.

"DEFENDER EL COLEGIO"

En el primer piso del Institut Miquel Tarradell, un grupo de gente conversa. A su lado hay una mesa con provisiones: bocadillos, galletas, agua, cacaolats. La noche será larga, así que paciencia. Un grupo de unos cinco jóvenes juega en el suelo a las cartas. Otro, unos metros más allá, parece disponerse a dormir. Son las once y media de la noche.

“Estamos aquí para estar preparados para defender el colegio. Aunque tengo la esperanza de que no pase más de lo que ya pasado hoy”, dice Pep, miembro del Comité de Defensa del Referèndum del Raval y vecino del barrio. Durante la tarde de este viernes, grupos de mossos fueron a colegios para ver qué estaban haciendo dentro. No desalojaron a nadie, ni hubo altercados, ni requisaron nada.

“Se podrá votar, sí. Lo haremos”, opina Pep. “Nos tenemos que repartir por turnos para cubrir todas estas horas hasta el domingo”. Este joven cuenta que tienen previsto, durante el día del sábado, hacer actividades para “dinamizar” el espacio. Aún no saben cuáles, pero sí que estarán abiertas al barrio y a toda la gente que quiera participar. “A ver si así rompemos toda la política del miedo impuesta en los últimos días”, zanja Pep.

Silvia también es vecina del Raval y se quedará a dormir esta noche en el instituto. “Me gustaría que la gente viniera a votar y me gustaría una república”. ¿Para Cataluña o para España? “Pues no lo sé, mira. A mí lo que me gustaría es que toda España se sumara con nosotros a este cambio”. Silvia niega tener miedo (“si vamos con el miedo, no haríamos nada”) y está esta noche en el centro porque, más allá del ‘sí’ o el ‘no’ a la independencia, quiere votar.

Poco antes de la medianoche, el silencio y la tranquilidad imperantes en el Institut Miquel Tarradell contrastan con el jolgorio que cada noche arrastra el Raval. La bulliciosa plaza del Macba está a unas pocas decenas de metros. Quienes esta noche acampan en el interior del centro saben que lo difícil vendrá la próxima noche. A esperar.