Los ocho acusados de la agresión en Alsasua a dos guardias civiles y sus parejas negaron ayer en el juicio que se celebra en la Audiencia que tengan odio o animadversión hacia el Instituto Armado. Aseguraron, respondiendo solo a sus abogados, que no participaron en la pelea de la madrugada del 15 de octubre de 2016. Y rechazaron pertenecer a los movimientos Ande Hemendik u Ospa Eguna -que defienden la salida de las fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco y Navarra-, pese a que varios admitieron haber participado en alguno de sus actos.

Jokin Unamuno, Adur Ramírez y Ohian Arnanz, los tres acusados que todavía están en prisión provisional, fueron los primeros en prestar declaración. Unamuno reconoció que estuvo en el bar Koxka de Alsasua, donde ocurrieron los hechos, alegando que frecuenta el local porque le gusta su ambiente y pone «música reggaeton». Admitió también que intercambió palabras con el teniente de la Guardia Civil herido para reprocharle, según su versión, que le hubiera puesto multas de tráfico y otras por ir a una manifestación pro presos etarras no autorizada.

Tras enfatizar que iba «bastante borracho», apuntó que nunca profirió expresiones malsonantes contra los guardias civiles. Sí puntualizó que el teniente le llamó por su nombre y eso, dijo, le molestó. A partir de ahí aseveró que hubo una discusión «bastante corta» y que nunca quiso «provocar nada». Insistió en que no participó en la pelea.

Ramírez es el único que sostuvo en el juicio que no se encontraba en el Koxka ni sus inmediaciones la noche del suceso, por haberse ido antes. Indicó que se enteró de lo ocurrido al día siguiente por mensajes y llamadas que recibió y que él no llegó a saber, mientras estuvo en el local, que hubiese guardias civiles. En cuanto a la campaña Ospa Eguna, admitió conocerla por ser un «movimiento popular».

Para Unamuno y Ramírez la fiscalía pide 50 años de prisión por cuatro delitos de lesiones terroristas, pero para el tercero en declarar ayer, Ohian Arnanz, solicita 62 años y medio al añadir amenazas terroristas. Arnanz sí reconoce que estuvo en el bar, aunque no conocer a las víctimas ni al resto de acusados.

«PACÍFICOS» / Jon Ander Cob y Julen Goicoechea, para los que se demanda 50 años de prisión, declararon que son «amigos de la infancia», que llegaron por separado al bar y se encontraron allí, donde se hicieron una foto. Mantuvieron no haber tenido incidentes con la Benemérita por ser «pacíficos». Sí confirmaron que borraron sus wasaps para ganar espacio. Goicoechea recalcó que es «muy conocido» en el Koxka y que lo frecuenta para «bailar, echar risas con amigos o intentar ligar», y que es un bar «bastante conflictivo», pero insistió en que la noche de los hechos no vio peleas, pero sí tumulto». Ambos añadieron que cuando se enteraron de que les estaban investigando, se personaron voluntariamente en los juzgados de Pamplona. Aratz Urrizola, que se puede enfrentar a 50 años, negó los hechos. Iñaki Abad, por su lado, admitió conocer al teniente y a su novia, con los que dijo tener «trato normal».

La última en declarar fue Ainara Urquijo, acusada de amenazas terroristas y para la que se piden 12 años y medio. Según su versión, no llegó a entrar en el bar y cuando estuvo cerca ya habían detenido a Unamuno. Y el teniente estaba ya en el hospital.