Borja Sémper deja la política después de haber estado dedicado al PP del País Vasco durante 25 años. Tiene 44 recién cumplidos. Más de media vida. En los próximos días irá abandonando sus cargos: la presidencia del partido en Guipúzcoa, la concejalía en el Ayuntamiento de San Sebastián y la portavocía en el Parlamento vasco. Va a olvidarse de su «pasión» porque siente la «necesidad» de dar a su familia, con hijos pequeños, «otro entorno y otra perspectiva». «Nada que ver con hipotéticas discrepancias» con el PP de Pablo Casado, aunque su adiós incluyó un mensaje para sus compañeros de filas y también del resto de partidos: «No dejemos de tratarnos con respeto, porque eso lo proyectamos a la sociedad. La discrepancia no es solo sana, sino necesaria, pero no la bronca ni el enfrentamiento», subrayó.

Sudor y lágrimas

Sémper (Irún, 1976) convocó ayer a los medios de comunicación para comentar su decisión. Midió sus palabras sobre la crispación y no concretó ninguna pulla en Casado ni en su equipo de dirección, pese a que en esta etapa también ha mostrado su rechazo ante decisiones y declaraciones que llegaron desde Madrid. No se calló en marzo, cuando el líder del PP impusó a Íñigo Arcauz de cabeza de lista a las generales por Guipúzcoa.

Tampoco en septiembre, cuando escuchó a la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, criticar la supuesta «tibieza» de los populares vascos respecto al nacionalismo. «A nosotros nos ha costado sangre, sudor y lágrimas defender la Constitución y una idea de la España plural en el País Vasco y, probablemente, mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas, nosotros nos jugábamos la vida defendiendo aquí la Constitución y la convivencia», le replicó.

Sémper, como recordó ayer, ha vivido durante 15 años con escolta de la Guardia Civil, la Policía Nacional o la Ertzaintza. «Hoy en buena medida gracias a ellos puedo dar esta rueda de prensa», les agradeció.

Anunció que ha fichado por la multinacional Ernst & Young, especializada en auditoría y consultoría. Se lo adelantó hace días a Casado y a su jefe de filas en Euskadi, Alfonso Alonso. De los dos destacó su comprensión. El presidente nacional del PP agradeció en Twitter que arriesgara su vida «para defender la libertad frente a los terroristas». «Siempre hay unas elecciones o el partido vive un momento bueno o uno malo o te lo pide alguien... Nunca es un buen momento para dejar una pasión», suspiró Sémper, pero mira a su familia, ve el «clima» de la política, se siente «incómodo» y ha decidido irse.