El primer y único debate de esta campaña electoral tuvo la crisis territorial como protagonista. Era algo que se daba por sentado. También era previsible que Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal cargaran como hicieron contra Pedro Sánchez por su presunta falta de firmeza con el independentismo.

Lo que no se esperaba es que el líder socialista sorprendiera con una medida que hasta ahora han defendido PP y Cs: recuperar el delito de convocatoria de referéndum ilegal. Todos, salvo Pablo Iglesias, coincidieron en advertir al soberanismo de que vienen medidas duras tras los comicios.

La cita televisiva llegó en unas circunstancias incómodas para la izquierda. Los incidentes en Cataluña han dado alas a la derecha, en contra de lo que pronosticaban los asesores de Sánchez, y las escenas vividas antes del debate en Barcelona, donde el Rey y la princesa Leonor entregaron los premios Princesa de Girona, hicieron que Casado, Rivera y Abascal cargaran con todo contra el presidente en funciones. Los socialistas esperaban un cuatro frente a uno, con Pablo Iglesias acusando a Sánchez de tener «complejos» frente a la derecha en el ámbito territorial. Y así fue, dando muestras de que el PSOE y Podemos están cada vez más distanciados.

El presidente en funciones intentó zafarse de ese cuádruple placaje defendiendo una salida política al conflicto catalán, pero también recurriendo al Código Penal.

LA BALDOSA DE RIVERA / El delito de referéndum ilegal que ahora quiere reactivar Sánchez fue derogado por José Luis Rodríguez Zapatero en el 2005, no aparece en el actual programa del PSOE y los socialistas votaron en contra de su recuperación hace solo nueve meses en el Congreso. Pero ahora el tono de Sánchez con el independentismo es otro. «Usted no está aplicando la ley», le dijo Casado a Sánchez.

Rivera, muy dado a estos gestos, sacó un trozo de una baldosa de Barcelona para mostrar la reciente violencia en Cataluña y echó en cara al PSOE y el PP, al «bipartidismo», que cedieran competencias a la Generalitat. Abascal, siempre un paso más allá, propuso detener a Torra, ilegalizar «partidos golpistas» y suspender la autonomía catalana. «Con las propuestas más duras compitiendo entre los cuatro no vamos a ninguna parte», les dijo a todos Iglesias.

«PRESOS POLÍTICOS» / En lugar de atacar a los tres líderes de la derecha, Sánchez se esforzó en mostrar sus diferencias con el líder de Podemos, por defender el referéndum de autodeterminación y hablar de «presos políticos», mostrando así las dificultades que ambos dirigentes pueden tener para pactar tras los comicios. Si es que suman.

Las encuestas muestran un escenario muy complicado de gestionar, en las que las únicas alianzas pasan por un entendimiento entre el PSOE y el PP o un pacto de los socialistas con los partidos a su izquierda, los nacionalistas y los independentistas.

Rivera, el peor en las encuestas, buscó el cuerpo a cuerpo también con los candidatos de las derechas, recordándole a Casado la corrupción y a Abascal su pasado en un «chiringuito» del PP. Pero ni el líder del PP ni el de Cs entraron en las medidas más extremas de Vox. «Ustedes representan a la derecha cobarde ante una ultraderecha agresiva», lanzó a los dirigentes del PP y Cs el presidente en funciones, que intentó presentarse como el único que puede gobernar.

De ahí otros anuncios como la creación de una vicepresidencia económica, para Nadia Calviño, y de un ministerio contra la despoblación.