En un día de relativa tregua en las calles, la batalla estuvo en los despachos. El Gobierno y la Generalitat luchan por imponer su punto de vista sobre lo que está sucediendo estos días en Cataluña. Tras unos días de titubeos por los duros enfrentamientos en las calles, Quim Torra intentó poner de nuevo el foco en la reivindicación del derecho de autodeterminación, en vez de en los disturbios; Pedro Sánchez le sigue exigiendo una "condena rotunda" de la violencia.

Mientras los dirigentes políticos se lanzaban reproches, los agentes sociales intentaban abrir espacios de acuerdo y creaban un "espacio de trabajo con vocación de continuidad" para buscar "una solución al conflicto".

En la reunión fundacional participaron el presidente del 'Parlament' y dirigente de ERC, Roger Torrent, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y representantes del Cercle d'Economia, entidades sociales (LaFede.cat, la Taula del Tercer Sector y la FAVB), sindicales (CCOO y UGT) y patronales (Pimec y Foment del Treball).

En ese encuentro, donde no había nadie de JxCat, se acordó buscar vías para "desescalar y poner fin a todas las violencias" y "acabar con la judicialización para conseguir una solución democrática al conflicto político".

Indignación en JxCat

La indignación en las filas posconvergentes por su ausencia fue mayúscula. Hasta el punto de que Carles Puigdemont envió un mensaje a través de las redes sociales en el que atacaba con contundencia a ERC. "La deslealtad y la división intencionada son un grave obstáculo, difícil de superar", afirmaba. "Ningún cálculo partidista o personal lo justifica, algunos se darán cuenta cuando ya sea demasiado tarde", añadió.

JxCat pedirá explicaciones a Torrent acerca de por qué no les informó del encuentro. "El motivo de la reunión era lo bastante relevante para hacerlo", afirmaron fuentes del partido, que también tildaron de "preocupante" que "se vete a entidades como la ANC en reuniones en el Parlament".

Orden público

En paralelo, la Generalitat trataba de evitar que los altercados de los últimos días instalen la impresión de que el problema catalán es de orden público, después de comprobar cómo los enfrentamientos han eclipsado las movilizaciones pacíficas contra la sentencia del 'procés'.

Torra, desaparecido durante los incidentes el viernes, volvió este sábado a la primera línea y convocó una reunión con los alcaldes de las cuatro capitales de provincia catalanas. Asistieron tres, los primeros ediles independentistas de Tarragona, Gerona y Lérida. Pero Ada Colau declinó participar, porque, según fuentes conocedoras de la situación, consideró el encuentro poco más que "una escenificación".

Tras la reunión, Torra instó a Sánchez a fijar una reunión para abrir "de manera inmediata el diálogo y la negociación". Sin hacer referencia explícita a los altercados de esta semana, el presidente de la Generalitat afirmó también que "la violencia no es la bandera" del movimiento independentista.

Pero además Torra llamó directamente por teléfono al presidente del Gobierno poco después. Sánchez no respondió; en su lugar, fuentes del Ejecutivo afirmaron que el 'president' "debe condenar rotundamente la violencia, cosa que no ha hecho hasta el momento, así como reconocer el trabajo de los cuerpos de seguridad del Estado y Mossos, y solidarizarse con los policías heridos". "El Gobierno de España siempre ha estado a favor de dialogar dentro de la ley. Primero ley y luego diálogo", agregaron.

"No me dé lecciones"

Al conocer esta respuesta, Torra envió una dura carta a Sánchez, en la que le afea que se "niegue" a hablar con "el representante de los catalanes". Sobre la violencia, le dice: "Usted no tiene que darme lecciones a mí de condenar y luchar contra la violencia porque yo, igual que el movimiento independentista durante todos estos años, he luchado siempre y condenado siempre contra todas las violencias. Todas".

Al mismo tiempo, el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, visitaba en Barcelona a un policía herido durante los enfrentamientos de esta semana. Después, aseguró que las fuerzas del orden "no están desbordadas" por el "problema de orden público grave", provocado por el "independentismo violento". La impresión del Gobierno es que Torra es un pirómano, y no el bombero que necesita la situación.

Un total de 17 personas seguían este sábado hospitalizadas en Cataluña a causa de las protestas de esta semana, una de ellas muy grave en el hospital Vall d'Hebron. Además, 283 agentes de todos los cuerpos policiales han resultado heridos, y se ha intervenido ante 660 incendios de barricadas en Barcelona, según datos de los Mossos.