Pablo Casado y Albert Rivera han confiado la batalla catalana a dos mujeres que compiten por una misma bolsa de votantes. Un saco de papeletas decisivo para mantener su escaño en Tarragona, y cosechar alguno en Gerona y Lérida. Cayetana Álvarez de Toledo e Inés Arrimadas juegan a sabiendas de que, pese a todo, su máxima es compartida ("echar a Pedro Sánchez de la Moncloa"), y que entrar al trapo con enfrentamientos asiduos les puede perjudicar por igual.

Son aliadas por omisión. Se conjuran contra el PSOE y los independentistas. No se desquician entre ellas, de hecho la del PP le tendió la mano para unir al constitucionalismo. Se libran batalla en silencio, pero el PP gana terreno mediático.

Sus flamantes declaraciones a golpe de titular, el espaldarazo de José María Aznar, las visitas de Casado y una agenda centrada únicamente en Cataluña; empujan a Álvarez de Toledo en trackings internos. La candidata se ha paseado por Badalona, Cornellà, L'Hospitalet y Lérida, y tiene pendiente un viaje a Berga, municipio en el que gobierna la CUP.

Mientras el PP refuerza su presencia en las calles, Cs prima la atención a los medios. Rivera aún no ha aterrizado en este territorio (el acto central previsto para este domingo en Barcelona ha sido aplazado), y Arrimadas solo ha protagonizado tres actos públicos en Cataluña: el séptimo día de campaña en Vic y Salou, y el octavo, el jueves, en el barrio del Poblenou de Barcelona.

En Vic, tradicional feudo independentista, fue abucheada por decenas de vecinos, una escena que previsiblemente se repetirá este domingo en Torroella de Montgrí, localidad donde, en enero, un concejal de la formación resultó herido al recibir el impacto de un objeto supuestamente lanzado por personas que protestaban por su presencia.

"Victoria" en la UAB

Fuentes de Cs sostienen que su candidata incrementará los actos en Cataluña y niegan que la popular les esté comiendo terreno electoral. En el PP, mantienen que Álvarez de Toledo ha conseguido que los naranjas vayan "a remolque", y afirman que muestra de ello es su reacción ante los incidentes en la Universidad Autònoma de Barcelona (UAB).

Carlos Carrizosa, que no concurre al 28-A, y la número cinco de Ciudadanos por Barcelona, Carina Mejías, convocaron a los medios en esta universidad cuatro días después de los hechos. Retiraron lazos amarillos, en un campus vacío debido a las vacaciones de semana santa, y llevaron a la fiscalía el escrache a su adversaria (aunque en la denuncia evitaron mencionarla y focalizaron la querella en la entidad estudiantil convocante Sha Acabat). La maniobra fue leída por el PP como la asunción de una "victoria".