Ana Pastor puede convertirse mañana en presidenta del Congreso de los Diputados, todo un premio a la lealtad por parte de Mariano Rajoy hacia la que ha sido una de sus principales colaboradoras y miembro clave en todos sus equipos.

Pastor tiene ahora la misión de ponerse al frente de una Cámara baja muy fragmentada en la que deberá imperar el diálogo, y asumirá así el papel de principal moderadora parlamentaria de una legislatura que se prevé, a todas luces, difícil.

Zamorana de nacimiento pero pontevedresa -como Rajoy- de corazón; discreta y poco amiga de los focos, amable en el trato, muy seria y con fama en el PP de trabajadora incansable, Pastor ha estado siempre al lado del presidente del Gobierno en funciones.

Son amigos desde la juventud y comparten incluso, junto a sus familias, jornadas de vacaciones en Galicia. Pero sobre todo, la todavía ministra de Fomento ha estado junto a Rajoy en numerosos momentos de la vida política del líder del PP.

Nacida en Cubillos del Pan (Zamora) el 11 de noviembre de 1957, Pastor es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca, especializada en Medicina Familiar y Comunitaria, y máster en Salud Pública, Administración Sanitaria, Dirección de Empresas y Gestión Hospitalaria.

Funcionaria de carrera, Pastor ha formado parte de los equipos de Rajoy desde 1999, cuando el líder del PP fue nombrado ministro de Educación y Cultura del Gobierno de José María Aznar y la designó subsecretaria.

En mayo de 2001 fue nombrada subsecretaria del Ministerio de Presidencia y un año después, tras el desembarco de Rajoy en Interior, pasó a ocupar el mismo puesto en ese departamento.

En 2002 Pastor pasó de subordinada a compañera de gabinete de Rajoy, al ser nombrada ministra de Sanidad por José María Aznar.

En los menos de dos años que estuvo al frente de ese ministerio, llevó a cabo una profunda remodelación de la administración sanitaria logrando la aprobación, con el consenso de todos los grupos, de la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud.

Tras ser reelegida diputada por Pontevedra y después de desempeñar varios cargos en el Congreso, la victoria del PP en las elecciones generales de 2011 por mayoría absoluta la llevó al Gobierno de Mariano Rajoy, quien la nombró ministra de Fomento.

Muchos han sido los frentes abiertos, y muchas las crisis, en este departamento.

El fatal accidente ferroviario de Angrois, que vivió intensamente por la responsabilidad del cargo y por su cercanía con el pueblo gallego; la quiebra de las autopistas de peaje, la mayoría -como es el caso de las radiales- proyectadas en la etapa de Aznar; la privatización de Aena o la caída de la obra pública son algunas de ellas.

Pero también la huelga de los pilotos de Iberia, al principio de su mandato, o las obras del Canal de Panamá, que este país amenazó con paralizar.

Aunque con un perfil mucho más reservado que el de otros miembros destacados del Ejecutivo, Pastor ha sido uno de los ministros más cumplidores con el partido, y ha acudido siempre a las grandes citas del PP. Forma parte, como vocal, del Comité Ejecutivo Nacional.

Dicen de ella en Génova 13 que es una persona muy querida en la casa, y recuerdan por ejemplo que siempre que alguien tenía una duda médica o se requería a un doctor para algo allí estaba ella para pasar consulta.

Pero lo que más destacan unos y otros es su fidelidad hacia Rajoy.

Y no sólo por amistad que mantienen desde que se conocieron, de jóvenes, en Pontevedra, sino porque se mantuvo junto al líder del PP en los momentos más difíciles para él y su partido, sobre todo tras la derrota electoral de 2004 y durante la crisis que desembocó en el congreso de Valencia de 2008.

Rajoy premió esta lealtad en 2011 con uno de los ministerios más importantes, y ahora vuelve a poner toda su confianza en Ana Pastor como candidata a presidir el Congreso de los Diputados y bregar en un día a día parlamentario que se augura duro y para el que deberá desplegar todo su temple.