Cuando se convocaron las nuevas generales en septiembre y Pablo Casado tuvo que presentar de nuevo listas electorales quiso que su giro hacia la moderación se visualizara de manera clara y rápida. Y encontró la manera de hacerlo. Eligió de número dos a una mujer con la que ha contado desde que ganó las primarias internas y que sintetiza ese nuevo PP que quiere presidir: se llama Ana Pastor.

La exministra y expresidenta del Congreso de los Diputados (Cubillos del Pan, Zamora, 1957) tiene experiencia de gestión y ha demostrado templanza en sus cargos. Además, Casado ha confiado en ella la representación del partido en los temas de mujer y, por ejemplo, será la que, el jueves, participará en el debate protagonizado solo por políticas de las cinco principales formaciones que celebrará La Sexta. En abril, el PP se decantó por llevar a esos programas a Cayetana Álvarez de Toledo, que el viernes en RTVE volvió a enredarse con si el no puede significar sí en el consentimiento sexual entre hombres y mujeres. En Génova prefieren que Pastor sea la portavoz oficial en estos asuntos.

No a las cuotas

La exministra no cree en las cuotas, aunque lamenta que en la mayoría de las empresas no se refleje en los puestos más importantes el verdadero peso de las mujeres. Pastor confía más en la meritocracia y, como mujer que decidió no tener hijos, defiende la libertad para que cada una tome sus determinaciones sin pedir permiso a nadie, gracias a la educación recibida y a la independencia económica.

Hablar de Pastor en el PP es pensar casi automáticamente en Mariano Rajoy. Se hicieron amigos de jóvenes y la relación la han mantenido y ampliado a sus parejas, e incluso han veraneado juntos. Cuando estos años atrás salían fotos del expresidente andando rápido, muy cerca, en algunas ocasiones, iba el marido de la política zamorana, José Benito Suárez.

La vida política de Rajoy y la de Pastor evolucionaron en paralelo, en el poder y también en la travesía del desierto que supuso la oposición (2004-2011). El exjefe del Ejecutivo la quiso tener cerca en todos sus cargos. Ella es zamorana de nacimiento, pero pontevedresa de corazón. Se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de Salamanca. Es funcionaria de carrera y sacó plaza en Creciente (Pontevedra), una etapa en la que conoció a Rajoy. Ocupó varios puestos en atención primaria y de planificación en la provincia y el político gallego le propuso ir a Madrid cuando le hicieron titular de Educación. Fue su subsecretaria en el ministerio.

Y también desarrolló esa tarea cuando él se fue a Interior y Presidencia. En aquella época en la que Rajoy concentraba mucho poder (también fue vicepresidente), Pastor coincidió con una joven abogada del Estado, Soraya Sáenz de Santamaría. Ahí nació una relación tirante que la discreta Pastor siempre niega cuando se le pregunta. Sin embargo, fueron tantos años las dos cerca y con puestos de tanta responsabilidad que fue imposible ocultar, ante compañeros de gabinete y miembros del partido, la mala relación que mantenían.

Primero la lealtad

Pero pese a todo, cuando llegó el momento de elegir entre Casado y Sáenz de Santamaría, en el 2018, Pastor se mantuvo neutral. No quiso dar rienda suelta a sus reparos, al contrario que María Dolores de Cospedal o José Manuel García Margallo. Lo hizo por respeto a Rajoy, que sabía que apostaba por ella.

Esa lealtad, pese a los cargos y el poco tiempo, la disfrutan sus amigos, a los que la candidata siempre tiene presentes, especialmente en los momentos más duros. Su profesión fuera de la política hace que muchos en el PP, en el Congreso de los Diputados y también periodistas acudan a ella para preguntarle cuando llegan problemas de salud. Y ella siempre se ofrece para ayudar y siempre está.

Casado, como Rajoy, también la ha querido cerca.