"Estamos profundamente comprometidos en nuestra relación con una España fuerte y unida". Esas doce palabras, pronunciadas por Barack Obama -en aquel 2015, presidente de EEUU- ante el rey Felipe VI son las que quiere escuchar ahora el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de boca de Donald Trump, el actual inquilino de la Casa Blanca.

La apuesta del gallego es clara: solo cinco días antes del referéndum del 1 de octubre, el líder popular busca que Trump se pronuncie sobre Cataluña, como ya hizo Obama hace dos años en una reunión con el Monarca, para escenificar que la primera potencia del mundo no apoya las ansias soberanistas.

La victoria diplomática española con el presidente demócrata 'casi no llega' por un error de traducción. Aunque Obama habló de una España "strong and unified" ("fuerte y unida"), la traductora lo resumió con un "Sé que siempre tendremos una relación más fuerte y unida" (a partir del minuto 11:28 del vídeo). El Monarca no dudó en mostrar su desacuerdo con la interpretación y acabó avisando a la delegación española. Al final, el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, fue el encargado de destacar el error de la traducción a los periodistas españoles.

QUINTA VISITA DE UN PRESIDENTE

Con este viaje oficial, Rajoy será el quinto presidente español que pisa la Casa Blanca. Debutó Adolfo Suárez entrevistándose con Jimmy Carter dos veces.

Los inquilinos socialistas de la Moncloa también acudieron al palacio presidencial de EEUU: en concreto, Felipe González se vio tres veces con George H. W. Bush y una con Ronald Reagan y Bill Clinton; mientras que Zapatero tuvo una cumbre con Obama. Sin embargo, Aznar fue el que más citas acumuló (dos con Bill Clinton y siete con George W. Bush).

El trayecto contrario lo han realizado hasta nueve presidentes estadounidenses en 57 años. Así, Dwight D. Eisenhower, Richard Nixon, Gerald R. Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton, George W. Bush y Obama han pisado suelo español en visita oficial.

LOS APOYOS DE CADA FRENTE

Este domingo, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, aseguró que el secretario de Defensa de Estado Unidos, James Mattis, le transmitió "un mensaje muy claro de apoyo al Estado español y a la defensa de la democracia" durante su encuentro en el XXII Foro España-Estados Unidos del fin de semana. Meses antes, en abril, también la Embajada de Washington en Madrid envió un comunicado en el que subrayó que quiere una España "fuerte y unida". No obstante, una portavoz del Departamento de Estado afirmó hace unos días, después de explicar que no tenía conocimiento del tema, que la Casa Blanca "no interferirá en el conflicto". La Moncloa espesra que Trump este martes fije de una manera clara la posición en contra de la consulta.

Fuentes del Gobierno central aseguran, no obstante, que la situación de Catalunya "no está en la agenda del encuentro" con Trump como tal porque "la posición de EEUU es contundente". Sea como fuere, el país norteamericano no ha mostrado históricamente una posición fija sobre los movimientos secesionistas.

Por su parte, la Generalitat catalana ha logrado en estos años algunas declaraciones a favor de la causa independentista de dos congresistas estadounidenses, pero a título personal, e intentó sin éxito el apoyo de la Fundación Carter.