La industria del automóvil ha llegado a la principal cita del sector en el Salón de Pekín en un momento de convulsión. Los directivos de los fabricantes se miraban con recelo en los pasillos de la feria de la capital china, convertida en un nuevo escenario del enfrentamiento generado a raíz del escándalo de los motores trucados de Volkswagen. Las marcas intentan aislar a Volkswagen y diferenciar sus trampas de los problemas estructurales de los sistemas de homologación y control de gases con la sensación en muchos casos de que algunos gobiernos están sobreactuando en respuesta al ‘dieselgate’.

El Salón del Automóvil de Pekín se ha convertido en un escaparate de las últimas novedades del sector pero también de las rencillas internas. El salón de la capital del primer mercado y el primer fabricante de coches del mundo trata de pasar página en el 'dieselgate' en un momento en el que proliferan los registros y las investigaciones en varios países que han detectado nuevas irregularidades.

La alianza de Renault y Nissan ha salido también salpicada por esos registros e investigaciones y por las irregularidades de Mitsubishi en Japón. El presidente de Renault-Nissan, Carlos Ghosn, ha sido tajante en Pekín en respuesta a una pregunta de este diario sobre la actuación de los gobiernos a la crisis de las emisiones óxido de nitrógeno: “En las investigaciones llevadas a cabo por varios países no se han encontrado trampas para camuflar las emisiones en ninguna otra marca”.

TRAMPAS O DISCREPANCIAS EN LOS CONTROLES

Ghosn ha asegurado que “es muy diferente” tener instalado en el motor un ‘software’ para enmascarar las emisiones de gases en las pruebas de laboratorio para homologar un vehículo y detectar diferencias entre los niveles de los test y el tráfico real. “La nueva regulación que se empezará a aplicar en el 2018 dejará claras las condiciones para medir los gases en pruebas de tráfico real, un problema diferente al de Volkswagen. Ahora ahora hay mucha confusión porque se mete todo en el mismo saco”, ha indicado el directivo.

Respecto a las acusaciones de irregularidades que pesan sobre Mitsubishi sobre microcoches que suministra a Nissan, Carlos Ghosn ha asegurado que esperarán a que "la investigación haya concluido para tener todos los elementos sobre la mesa para tomar una decisión" sobre el contrato con la firma afectada.

El presidente del grupo alemán Daimler, Dieter Zetsche, se ha mostrado partidario de ser "transparente y si hay cualquier problema en cualquier lugar, corregirlo y seguir adelante". Mercedes ha sido una de las marcas que aparecen en un listado de la agencia medioambiental de Alemania con irregularidades en sus niveles de emisiones, un hecho que el directivo atribuye a las diferencias entre las pruebas de laboratorio y el tráfico real pero no a un dispositivo ilegal.

El presidente de Ford, Mark Fields, también ha defendido las buenas prácticas de la marca norteamericana y su sometimiento a las normas "cada vez más estriuctas en todos los mercados", incluido el de China, donde el Gobierno ha emprendido una cruzada para reducir la polución que afecta a las grandes urbes como Pekín.

SOBREACTUACIÓN DE LOS GOBIERNOS

La patronal europea de fabricantes de automóviles (Acea) ha subrayado que "toma nota" de los resultados de la investigación llevada a cabo en Alemania y recuerda que "es importante subrayar que todos los vehículos probados cumplen las especificaciones de la regulación". Acea apunta como problema de fondo el desafase de la norma actual, que data de 1986, e insta al Parlamento Europeo y a la Comisión Europea a aprobar los flecos pendientes de la nueva regulación, que está previsto que concluya a principios del 2017 y que incluye controles de gases en carretera y no solo en laboratorio.

Los fabricantes también apuntan a los gobiernos como responsables del sistema anticuado de medición de emisiones y también de haber impulsado los motores diésel que ahora demonizan. "En Europa, el diésel representa más del 50% de las ventas de coches, frente a algo más del 0% en Estados Unidos y Japón. La diferencia se debe a los incentivos y a las regulaciones", ha explicado Ghosn.

Los registros por parte de agentes del Gobierno en las oficinas de Renault y en el de otras marcas en Alemania y el Reino Unido pueden atribuirse a cierta sobreactuación "para demostrar que actúan ante el 'dieselgate'", ha indicado el español Gaspar Gascón, máximo responsable de ingeniería en Renault.