"Yo mantengo algunas opiniones personales propias [...] Alertar y alentar son las únicas actividades públicas a las que me dedico". Con estas reflexiones, José María Aznar ha justificado este jueves sus constantes dardos contra Mariano Rajoy, que se han acrecentado en los últimos días pese a que el PP afronta una complicada contienda electoral y el presidente, como se ha demostrado este jueves, cuando ha señalado que mantiene una"estupenda" relación con el expresidente, huye del cuerpo a cuerpo.

Si hace un par de semanas el aún presidente de honor del PP criticó que el actual Gobierno haya relajado el esfuerzo de contención del déficit, este jueves Aznar ha criticado, de manera sibilina, el diseño de la campaña del PP, basada en polarizar la competición entre Rajoy y Podemos, con advertencias constantes sobre el caos y la pobreza que llegará a España si el próximo Ejecutivo depende de Pablo Iglesias y el presidente en funciones no vuelve, por tanto, a reeditar su cargo.

Sin embargo, según el expresidente, es necesario "abandonar de inmediato cualquier tentación de polarizar, de amendrentar, de extremar, de excluir, de radicalizar, de dividir, de enfrentar a unos españoles contra otros". Esto es así, según su criterio, porque en "esa competición siempre ganan los mismos, que son los peores".

LOS SACRIFICIOS PERSONALES

Frente a ello, Aznar propone "retomar de inmediato y con el máximo empeño todas las tareas destinadas a vincular, acercar, consensuar, ayudar, incluir, confiar y acordar", en lo que parece un mensaje velado para que su partido trabaje para un acuerdo de las fuerzas constitucionalistas, que sume al PSOE y Ciudadanos. En esta búsqueda, "todos" tiene "obligación de contribuir con los sacrificios personales que sean necesarios", ha reclamado, sin especificar si se refería en concreto a la continuidad de Rajoy.

Aznar se ha presentado este jueves, no obstante, más ambigüo y contradictorio que en otras ocasiones, y al mismo tiempo que ha pedido no "dividir", ha cargado contra los "radicalismos, los populismos y los nacionalismos excluyentes", que en su opinión al proponer soluciones a los problemas tienen "un problema de desmemoria" y una actitud "vulgar".