La dirección del PSOE estará obligada a consultar a sus militantes ante eventuales pactos de Gobierno y el sentido del voto en la investidura del candidato de otro partido en todos los ámbitos territoriales (estatal, autonómico y local). La ejecutiva socialista aprobó ayer un borrador para una reforma reglamentaria que se validará el sábado, en el Comité Federal que se celebrará en Aranjuez (Madrid).

Con los cambios, el líder, Pedro Sánchez, se blinda ante los dos factores que más le dañaron: levanta un dique de contención ante pugnas internas como la que mantuvo con Susana Díaz y deja en manos de las bases la espinosa decisión de favorecer o bloquear la gobernabilidad de otro partido, lo que evitaría desgarros como el producido frente a la investidura de Mariano Rajoy.

En el resto de ocasiones, la dirección socialista no tiene la obligación de pedir opinión a las bases y deja abierto a la interpretación el concepto «ocasiones de especial relevancia». ¿Se consultaría ante una eventual moción de censura al presidente del Gobierno? Depende. ¿De qué criterios? No están fijados en el borrador.

Las nuevas reglas fijan un sistema de doble vuelta en primarias a la secretaría general, siempre que haya más de dos condidatos. Los candidatos que tengan un cargo orgánico, deberán dejarlo en suspenso, para que no exista uso en beneficio propio. Se podrá votar en urna y, en ocasiones -no están fijadas- también de forma telemática. Se da un máximo de 90 días de plazo para que una gestora pueda pilotar el partido.

El secretario general podrá permanecer en el cargo durante tres mandatos completos consecutivos. El cese del líder queda también delimitado. Hasta ahora, era suficiente con más del 50% del Comité Federal. Con el nuevo reglamento, ese veredicto deberá ser refrendado o no en una consulta a los militantes.