La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, insistió ayer ante los portavoces de los distintos grupos parlamentarios en la necesidad de rebajar la crispación en el debate político y les recordado que la ciudadanía, en este momento de crisis, quiere «soluciones y alternativas», no broncas.

Así lo verbalizó durante la Junta de Portavoces horas antes de que hoy el Pleno se vuelva a reunir para debatir la que se espera sea la última prórroga del estado de alarma y acoger una nueva sesión de control al Gobierno.

Batet telefoneó durante los últimos días a los distintos portavoces para invitarles a reflexionar sobre el desarrollo de los últimos debates y la importancia de no perder el respeto entre los oradores ni ante la ciudadanía.

Y es que la tensión entre los distintos partidos e intervinientes se hizo evidente tanto en el Pleno de control de la semana pasada como en algunos de los debates de las últimas semanas.

El miércoles pasado, por ejemplo, se produjo un rifirrafe entre la portavoz del Grupo Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Él se refirió a ella como «marquesa» en varias ocasiones y ella le replicó llamándole «hijo de terrorista» dada la militancia de su padre en el FRAP. Al día siguiente, Iglesias acusó a Vox de anhelar un «golpe de estado», lo que llevó a su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, a abandonar la Comisión de Reconstrucción.