La portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados, Laura Borràs, ha esperado hasta las 21.30 horas de este jueves para anunciar vía twitter que no aceptará el ofrecimiento del Tribunal Supremo para comparecer voluntariamente como imputada mañana ante el instructor de la causa abierta en su contra por la fragmentación de contratos mientras estuvo al frente de la Institución de las Letras Catalanas (ILC) entre enero de 2013 y el mismo mes de 2018.

Alega que la causa abierta en su contra no existiría si ella no fuera una "conocida independentista" y trata de vincular su caso al procedimiento que concluyó con la condena de los líderes del 'procés', porque el fiscal adscrito al caso, Javier Zaragoza, fue uno de los cuatro que participó en ese procedimiento.

En una providencia el instructor del procedimiento contra Borràs, el magistro Eduardo de Porres, le ofreció la posibilidad de comparecer ante él este viernes a las 11 horas para prestar declaración y justificar los hechos que se le imputan, opción por la que se han inclinado todos los aforados desde la reforma en 2002 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permitió estas comparecencias voluntarias.

La portavoz de JxCat ha optado por ignorar el ofrecimiento del Supremo y dice sentirse muy orgullosa del trabajo realizado al frente de ILC, pese a los abrumadores indicios que hay contra ella, como un correo electrónico en el que indica al imputado por haber sido presuntamente beneficiado por la entidad cómo debe trocear los contratos para poderle adjudicar el servicio.

Fuentes del alto tribunal señalan que desde la introducción del artículo 118 bis, que permite eludir el trámite del suplicatorio al Congreso o al Senado, solo el entonces diputado de Unidas Podemos Diego Cañamero renunció a comparecer voluntariamente al ofrecérsele la oportunidad. Le salió bien la jugada porque el Supremo no llegó a tramitar el suplicatorio contra él al entender menores los hechos que se le imputaban relativos a unas presuntas coacciones durante una huelga.

Mero retraso

Pero si Borràs espera eso, dando plantón al Supremo y renunciando a la posibilidad de mostrar una imagen colaboradora con la justicia, lo único que conseguirá será retrasar la tramitación de su causa, porque el único paso que puede dar el instructor será el de instar a la Sala a tramitar el correspondiente suplicatorio en su contra para que ya no haya nada voluntario en su comparecencia como imputada por cuatro delitos de corrupción: prevaricación, fraude a la Administración, malversación de caudales públicos y falsedad documental.

Las pruebas contra la portavoz de JxCat son tan abrumadoras que difícilmente le ocurrirá con lo que le pasó al entonces diputado del PSOE José Blanco, cuyo suplicatorio la Sala de lo Penal renunció a tramitarlo, pese a que el instructor lo había propuesto. En su caso se entendió que su intermediación en el 'caso Campeón' no fue constitutiva del delito de tráfico de influencias del que se le acusaba porque solo propició una entrevista y no presionó para que se lograra la consiguiente adjudicación.

En la exposición razonada que hizo que el Supremo asumiera la causa aparecen incluso correos electrónicos suyos en los que dice a quien resultó beneficiado por los contratos cómo debe trocear y presentar el presupuesto por una adjudicación que le anuncia le será adjudicada.

Con esos mails resulta secundario que esa persona, el informático Isaías Herrero, también imputado ante el Supremo al arrastrarle la propia Borràs, le confesara a su socio en una de las conversaciones intervenidas que con Borràs tenía "trapis". También le auguraba un futuro prometedor en política que podían conducirla hasta el Ministerio de Cultura, donde esperaba continuar la prometedora relación que resultaba tan beneficiosa para él.