Apenas faltaban unos minutos para la votación definitiva de los Presupuestos y todas las miradas se han centrado en esta secuencia. Pablo Iglesias y Alberto Garzón enzarzados en una discusión en el hemiciclo del Congreso. Caras largas y tono duro. Como muchos diputados volvían a sus escaños para votar han escuchado fragmentos de la conversación, que giraba, según indican, en torno a las dificultades para cerrar el pacto entre Podemos e IU para afrontar las próximas elecciones. En ese acuerdo, Garzón reclama una mayor visibilidad para su formación. Aunque la dirección de los morados dice desde hace semanas que es "cuestión de días" firmar el acuerdo, todavía no ha sido posible. El nombre de esa confluencia es uno de los obstáculos.

La discusión se enmarca, además, en un contexto de elevada presión para Iglesias. Medio millón de militantes de Podemos deben decidir hasta el domingo si revocan al secretario general y a la portavoz parlamentaria, Irene Montero, por haberse comprado un chalet de 660.000 euros en la sierra de Madrid. Tras que estallase la polémica salió a la luz que Garzón y su esposa han comprado una vivienda en Rivas (Madrid) por 200.000 euros.