Con un balance positivo de los pactos locales y autonómicos, Pablo Casado se dispone a reconstruir su liderazgo a la vez que renueva el PP y piensa a largo plazo. El hundimiento en las elecciones generales de abril, cuando perdió 71 escaños (de 137 a 66), lo ha compensado con el mantenimiento de algunos gobiernos autonómicos claves, gracias al apoyo de Vox y, sobre todo, de Ciudadanos, que decidió que prefería ayudar a Casado a seguir al frente del PP antes que colaborar en su posible caída. "El PP nos va mejor así, débil, antes que darle la oportunidad de elegir a alguien nuevo que pueda hacernos sombra", admitía en privado un miembro de la dirección de Albert Rivera justo después de las elecciones de mayo.

Casado es consciente de su fragilidad y, tras elaborar una estrategia de pactos que le ha permitido acallar a los críticos encabezados por Alberto Núñez Feijóo, cuyos malos resultados en las municipales gallegas le han obligado a bajar el volumen de sus observaciones sobre la derechización del partido, el líder del PP está pensando en cómo fortalecerse él a la vez que renueva las organizaciones territoriales. En hacer posible inaugurar esa 'era Casado' de la que hablaba el secretario general, Teodoro García Egea, con grandilocuencia. Según fuentes de la dirección nacional y de varias organizaciones territoriales, hay voluntad de celebrar congresos regionales y provinciales en varias comunidades autónomas a la vuelta del verano. Primero renovó los grupos del Congreso y el Senado, con lo que provocó el malestar de 'sorayos' y marianistas, y ahora se propone hacer lo propio en las estructuras de toda España.

LOS PROCESOS ELECTORALES

Lo habitual es lanzar esos procesos tras la convocatoria del congreso nacional, pero en este caso fue extraordinario, tras la moción de censura y la dimisión de Mariano Rajoy, y los populares cambiaron de líder y eligieron a Casado en julio del año pasado. En aquellas fechas, la posibilidad de que Pedro Sánchez pudiera adelantar (todavía más) las generales y con las municipales y autonómicas ya fijadas para el 26 de mayo, la nueva dirección decidió no propiciar cambios en los liderazgos territoriales. Ahora, sin embargo, la intención de Casado es volver de vacaciones y dar la directriz para que en otoño se celebren esos congresos regionales, provinciales e insulares, que deberán convocar las juntas directivas de los territorios y el comité ejecutivo nacional del partido ratificará para que se puedan organizar.

Ya en el 2020, los populares, si quieren cumplir con la periodicidad de tres años que dicen sus estatutos, deberán celebrar el congreso nacional en el que se debatirán ponencias y se renovará el ideario de la formación. A esa importante cita llegará el actual presidente con todos los barones ya de la propia 'era Casado'.

En el congreso extraordinario que culminó el proceso de primarias en el que se enfrentaron Casado y Soraya Sáenz de Santamaría no hubo discusión sobre principios políticos. La excusa que dio la dirección nacional entonces fue que menos de un año y medio antes, en febrero del 2017, Rajoy había convocado uno, en el que una de las novedades fue nombrar a Fernando Martínez-Maillo coordinador general, por debajo de María Dolores de Cospedal, y no era necesario.