La reunión con Pedro Sánchez duró apenas 40 minutos, pero Pablo Casado estuvo 65 preparando la rueda de prensa que ofreció en el Congreso. El líder del PP asumió que ha perdido la batalla del relato ante la opinión pública. Fuentes del PP afirmaron que Casado salió de la reunión con la impresión de que Sánchez «no puede romper el acuerdo con Podemos, porque no se lo podría explicar en público ni a sus bases». Además, Casado sacó la conclusión de que Sánchez tiene «encauzado» el pacto con ERC, según esas fuentes.

En la rueda de prensa, admitió en varias ocasiones durante su comparecencia que hay una parte de la sociedad que no entiende su decisión de no ayudar al candidato del PSOE a sacar adelante su investidura. «No se me puede pedir que teniendo dos alternativas, inocuas para él e inocuas para los partidos que las protagonizan, ahora tengamos que volatilizar un pilar sistémico alternativo como es el PP», se justificó ante la pregunta de si ha ofrecido la abstención de parte de sus 89 diputados para respaldar la reelección de Sánchez. El PSOE está negociando la abstención de ERC después de haber llegado a un acuerdo para un Gobierno de coalición con Podemos.

Casado concretó esas «dos alternativas», «inocuas» sobre todo para el PP, pero no para Ciudadanos. La primera supondría el voto afirmativo de Podemos y los naranjas, más los grupos minoritarios. La segunda incluye el voto afirmativo de Podemos, los grupos minoritarios y uno de la coalición Navarra Suma (de la que forman parte PP, Ciudadanos y Unión del Pueblo Navarro) y la abstención de los naranjas. El líder popular siente la necesidad de justificar su posición no solo ante opinión pública sino también antes algunos de sus propios dirigentes. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; la portavoz en funciones en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, y la exjefa del Ejecutivo madrileño Esperanza Aguirre son partidarios de evitar que los independentistas catalanes tengan influencia en el próximo Gobierno central.

Gobierno de coalición sellado / Según el presidente de los populares, Sánchez le dejó muy claro en la reunión que su pacto con Podemos está sellado, no se puede cambiar y le reclamó la abstención. «Se lo he preguntado hasta cinco veces», comentó. «[Sánchez] no plantea ningún otro pacto. Nadie entendería que yo facilitara un Gobierno con Podemos (...) Sería como pedirle a él que facilitara un Gobierno del PP con una vicepresidencia de Vox», añadió. En su opinión, y después de la charla con el jefe del Ejecutivo, Sánchez «está esperando el certificado que venga desde la cárcel», en referencia a la bendición de Oriol Junqueras, líder de ERC encarcelado por el 1-O.

«¿Por qué la opinión pública está esperando que el PP vaya contra su hemeroteca, contra su programa, contra el minuto de oro del debate electoral, contra la lógica de contrapesos, de alternativas y de oposición si tiene dos alternativas? (...) ¿Por qué ese intento de poner al PP en esta responsabilidad que Sánchez no pide, que nosotros hemos dicho que no íbamos a hacer y que no es necesario?», preguntó antes de decir que está dispuesto a cerrar pactos de Estado. Casado sí le tiende la mano al líder del PSOE, como anunció hace semanas, para la gobernabilidad «los cuatro años de legislatura». Le propone, siempre que no se salte el marco constitucional, avisa, acuerdos en varias áreas: los Presupuestos Generales, en la «respuesta conjunta al desafío independentista», contra la España vacía, en materia de justicia, en la batalla contra la violencia de género, las pensiones, acuerdos en política exterior, defensa y agua.

«El PP puede actuar de Bambi, pero que no nos hagan ser sacrificados. Prefiero ejercer de un partido responsable y dialogante que pasar a ser un trofeo de caza del PSOE. Pero no por mí, sino porque la alternativa nacional quedaría en manos de Vox y de Podemos», insistió Casado defendiendo su no en la investidura de Sánchez.

Vía del insomnio / Tras la reunión con Casado, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, entregó a Sánchez un documento con una propuesta para pactar un «gobierno constitucionalista» que sume a los diputados de PSOE, PP y Cs. Entre los ejes que plantean los naranjas destaca la reforma de la ley electoral para establecer un «corte mínimo», de entre el 3% y el 4%, que dificulte el acceso de los partidos nacionalistas al Congreso de los diputados. «Que nunca más los nacionalistas con pocos votos condicionen la vida de 47 millones de españoles», defendió. «No es democrático. No puede ser que haya votos que valgan más que los demás», criticó.

Arrimadas apeló a Sánchez para que rompa el pacto con Pablo Iglesias. «Si Sánchez abre la puerta a un pacto constitucionalista Casado se tendrá que sentar», planteó, e insistió en que mientras ERC no dé su aval «hay esperanza» pare evitar el «gobierno del insomnio». «Le he pedido que piense en cuatro años, no solo en la investidura. Mi propuesta da estabilidad a la legislatura», resumió.

A su juicio todavía hay esperanza de que el acuerdo con los independentistas no salga adelante y se abra la vía de los 221 diputados, que suma a PSOE, PP y Cs en el Congreso.