Pablo Casado está viviendo con incomodidad estas semanas de incertidumbre en las que Pedro Sánchez está negociando con discreción su investidura. El presidente del PP no lleva bien las múltiples voces que en su partido consideran que debería acercarse al PSOE y a Ciudadanos para negociar un gobierno de concentración (José María Aznar y Cayetana Álvarez de Toledo) o una abstención (Alberto Núñez Feijóo) para facilitar la investidura del secretario general socialista y evitar la influencia de ERC en el futuro Ejecutivo.

Este lunes, tras un acto de la Comunidad de Madrid, el líder de los populares atendió preguntas de la prensa y, tanto en su intervención inicial como en sus respuestas, parecía que estuviera hablando más a esos dirigentes que al PSOE. Se quejó en varias ocasiones de que la opinión pública no se pregunte por qué Sánchez no da explicaciones, ni del caso de los ERE ni de las conversaciones con ERC, cuya abstención necesita para poder revalidar su presidencia. Me sorprende que los ojos se pongan en el PP, lamentó.

Casado insistió una vez más en que no ayudará al dirigente socialista a seguir en la Moncloa con su abstención. Solo después, si consigue por sus medios sacar adelante la investidura, mantiene la puerta abierta a acuerdos de gobernabilidad. Él no se ve como cómplice de Sánchez. ¿Qué tipo de milagro se espera del PP? ¿Que lo que no consiguieron sus compañeros del PSOE cesándolo como secretario general ahora lo consiga el PP? ¿Alguien cree que Pedro Sánchez va a abrazar la posición constitucionalista en Cataluña por llegar a un acuerdo con el PP cuando no nos devuelve ni la llamada?, se preguntó en referencia a que en la noche electoral le telefoneó. Casado lanzó las cuestiones y espera que, después de varios días de insistencia, hayan llegado a Feijóo, Álvarez de Toledo y Aznar. Este miércoles se podrá ver. El exjefe del Ejecutivo tiene un acto público en Madrid sobre el futuro de Europa junto con el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy.

El actual líder del PP, además, llegó a decir que, en el caso hipotético de que su partido facilitara la investidura, no tendría ninguna garantía de que Sánchez, a la semana siguiente, no pacta los Presupuestos con sus socios de la moción, en referencia a Podemos, los nacionalistas y los independentistas.

LA OPCIÓN CON CS

El plan de Moncloa es cerrar la abstención de los 13 diputados de ERC. Sin embargo, si esa hoja de ruta no se puede llevar a cabo, en Génova temen que las miradas se giren hacia Ciudadanos y después hacia ellos. Aritméticamente, el apoyo a favor de los 10 parlamentarios naranjas y la abstención de los del PP (89) y los de Navarra Suma (2), permitiría la investidura de Sánchez aunque el resto del hemiciclo votara en contra. El marcador sería ajustado: 130 a favor del candidato del PSOE contra 129 en contra y 91 abstenciones.