«A ver si Pedro Sánchez se acaba de decidir si quiere o no elecciones, porque vivimos como en pausa, a expensas de los intereses del PSOE», se queja un miembro del núcleo duro de Pablo Casado. El PP tiene la «maquinaria lista», aseguran en el equipo del presidente de los conservadores, por si finalmente hay elecciones el 10 de noviembre. En todo caso, no es su preferencia. Fuentes de la dirección de Génova mantienen que «por el interés de España», y también por el suyo propio, sería bueno que hubiera un Gobierno «cuanto antes» para bregar con el empeoramiento del contexto económico, los riesgos de un brexit sin acuerdo y el impacto de la sentencia del 1-O, que se conocerá probablemente en octubre.

La preferencia de Casado es que Sánchez alcance un pacto con Pablo Iglesias que permita que la legislatura eche a andar. No obstante, ese entendimiento entre PSOE y Podemos, que no sumarían mayoría absoluta y dependerían de los independentistas catalanes, augura una etapa complicada que Casado cree que podría aprovechar para asentarse en el partido y crecer como jefe de la oposición. «Ese Ejecutivo sería muy débil y Sánchez lo sabe, por eso está barruntando ir a elecciones y lograr algunos escaños más y, de paso, seguir hundiendo a Podemos», explica una asesora de Casado. Según las encuestas propias del PP, continúa esa fuente, el partido crecería «un poco», de 66 hasta los 70-75 escaños, aunque no lograría sumar mayoría absoluta con los otros dos partidos de las derechas porque tanto Ciudadanos como Vox caen en esos estudios. Sánchez, por contra, alcanzaría los 140-145, apuntan los conservadores, aunque en el PSOE manejan otros sondeos que les dan hasta 150. Casado no descarta la convocatoria en noviembre y ha activado ya su agenda como hizo en la primavera.