Pablo Casado ha elegido aparecer junto a Alberto Núñez Feijóo, el barón más poderoso del PP en estos momentos, en su primer acto de partido tras la debacle. En su vuelta a la carretera tras el desastroso resultado de las elecciones generales, en las que los populares cayeron de 137 a 66 escaños, el presidente de los conservadores ha viajado hasta A Coruña para mostrar sus respetos a Feijóo y mandar un mensaje interno claro: toca pensar en los comicios municipales, autonómicos y europeos del 26 de mayo y evitar la caza de brujas en Génova.

Casado celebró un comité ejecutivo nacional el pasado martes para analizar la delicada situación, pero Feijóo no pudo acudir porque tenía sesión de control en el Parlamento autonómico. El político gallego, no obstante, envió el recado a través de los medios y pidió recuperar el centro político y lograr que el PP vuelva a "ensanchar" su base para captar a los 10 millones de españoles que, dice Feijóo, son de centro-derecha.

En una romería organizada en una explanada de A Magdalena, en O Pino (A Coruña), ante unas cinco mil personas, Casado ha pedido: "Ahora mismo lo importante no es el partido, no es mirarnos el ombligo. Lo importante no es qué se puede hacer internamente. Lo fundamental es ver cómo podemos ser útiles a la sociedad, cómo resolver sus problemas y ayudarle en sus perspectivas de futuro". El dirigente conservador muestra así que ha captado el malestar que algunos dirigentes autonómicos le hicieron llegar el martes en el cónclave. Hasta ahora había hecho oídos sordos. Hace dos meses no quiso atender las críticas internas que le llegaron, especialmente a través de los medios de comunicación, sobre cómo Génova estaba elaborando las listas de los candidatos al Congreso y el Senado. Con unos fichajes que tenían más en cuenta su capacidad para hablar ante una cámara que la experiencia dentro del partido.

Maroto y Egea

Javier Maroto, vicesecretario de Organización, ha sido hasta ahora el que ha pagado más visiblemente esa parte de responsabilidad al ser apartado de la coordinación de las campañas del 26-M. Ya llevó la de las generales y, en principio, iba a asumir también las municipales, autonómicas y europeas. Ahora ese trabajo se lo repartirán Cuca Gamarra e Isabel García Tejerina.

Casado aceptó entregar la cabeza de Maroto pese a su enfado y la injusticia que en parte suponía, porque el presidente del PP, según se lamentan algunos dirigentes, ha ninguneado y puenteado a su vicesecretario de Organización en varias tomas de decisiones sobre la estrategia de campaña.

Ahora, además, el líder de los conservadores lanza ese mensaje pidiendo una tregua interna porque ve cómo algunas voces críticas siguen reclamando más responsabilidades y que Teodoro García Egea, el secretario general y hacedor de las listas electorales, dé un paso atrás.

"Dar el callo"

Casado ha mostrado su admiración por las siglas a las que él representa, pues cuando vienen mal dadas el PP "saca raza, saca coraje y mira hacia adelante", y por esta razón ha recordado que precisamente lo importante ahora es estar "dando el callo".

Feijóo, que en estos tiempos convulsos vuelve a aparecer en las conversaciones con políticos del PP como posible salvador del partido si el 26-M vuelve a ser una catástrofe, ha hablado antes que Casado y ha reclamado iniciar desde hoy mismo la "remontada". El presidente de la Xunta ha abierto la puerta "a todos los votantes de Ciudadanos" y a los "moderados" de Vox e incluso a los socialistas disgustados con las alianzas con los independentistas.

El dirigente gallego ha dado las gracias a Casado por "dar la cara por todos" siempre -el "primer mandamiento" de este partido- y ha pedido "perdón" por los errores que se hayan podido cometer. "El primero yo", ha añadido Feijóo, que ha insistido en que "os debemos a todos remontar". Ha conminado a ser el "gran partido de centro, amplio, de las mayorías, donde convivimos todos", porque "cuando no nos unimos, ganan la izquierda, la izquierda radical, el populismo y el nacionalismo".