Pablo Casado inicia una nueva etapa de relaciones con Albert Rivera. El presidente del PP ha decidido que no va a dejarle pasar ni una al líder de Ciudadanos. El resultado de las generales, en las que los populares solo sacaron 220.000 votos más que los naranjas, ha sembrado el terror en la sede de la calle de Génova ante la posibilidad de que ese avance continúe en las elecciones municipales, autonómicas y europeas del próximo día 26.

Tras una campaña como candidato a la Moncloa en la que Casado se veía como presidente gracias al respaldo de Ciudadanos y Vox, ahora ha cambiado de estrategia e intenta, pese al bajón anímico, salir a ganar, no a pactar. Si la semana pasada ya empezó a no tener reparos para hablar de «ultraderecha», en referencia a la formación de Santiago Abascal, ayer marcó distancias con Rivera. Imbuido por el espíritu de Anfield Road y ese partido de vuelta en el que el Liverpool consiguió eliminar el martes al Barça por 4-0, el presidente del PP se ve con capacidad de remontar y alejarse de Ciudadanos.

Rivera empezó la mañana sugiriendo en Antena 3 que Casado debería haber pensado en dimitir tras perder más de la mitad de escaños (de 137 a 66), un comentario que dolió al afectado. «[El presidente de Cs] lleva 13 años liderando el partido y lleva cuatro derrotas. Y, además, lo celebran», se revolvió el líder de los populares en un acto del partido en Toledo. El sucesor de Mariano Rajoy avisó de que el político catalán necesita entrar en gobiernos autonómicos con los socialistas tras las elecciones del 26-M para «tener acceso a poder territorial y municipal» porque, en caso contrario, se le van a hacer «muy largos cuatro años de oposición».

En su discurso, Casado se burló de que el dirigente naranja diga que, en todo caso, sí se plantea pactar en ayuntamientos o gobiernos regionales con «disidentes del PSOE». Y afeó a Rivera que no aclare a quién se refiere: ¿serán Emiliano García-Page (presidente de Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón) o Guillermo Fernández Vara (Extremadura) «socialistas disidentes o socialistas pata negra» a la hora de alcanzar alianzas de Gobierno? El líder del PP subrayó ante esos votantes que dudan entre uno y otro partido que Rivera intenta ir a las urnas sin aclarar con quién llegará a acuerdos. En ese contexto recordó que, en el 2015, el catalán dijo que no ayudaría al PSOE a llegar a la Moncloa y, finalmente, trató de hacer presidente a Pedro Sánchez.

Casado se regodeó en dar argumentos contra los naranjas: les acusó de «plagiar» el programa del PP, hacer un partido con «tránsfugas» y auspiciar «pucherazos» (por las dudas sobre la votación interna en Castilla y León). En el acto de Toledo, el partido presentó el programa marco para las elecciones municipales y autonómicas. En el texto, muy similar al de las generales, el PP se vende como el «único partido» que defiende de manera íntegra el modelo constitucional del 78. Los conservadores recuerdan que Rivera quiere acabar con «figuras esenciales para la España rural como son las Diputaciones» y Abascal aspira «directamente acabar con las autonomías». El PSOE y Unidas Podemos, señalan, proponen «transformar el modelo autonómico en uno federal o confederal».