Los dos candidatos a dirigir el PP, Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, se enfrentarán en un debate antes de la segunda y definitiva votación, que tendrá lugar dentro de dos semanas. Convencido de estar en política para «plantear ideas y contrastarlas con otros», Casado aprovechó una entrevista con el diario ABC para pedir a su rival un debate entre los dos. La exvicepresidenta del Gobierno, que ganó la primera votación de manera muy ajustada, aceptó el reto «sin problemas» alardeando de la gran experiencia parlamentaria que tiene en este tipo de encuentros. Eso sí, repitió que su primera opción no es el cara a cara sino abrir «un diálogo sincero para el acuerdo».

Sáenz de Santamaría, que ayer participó en un acto con militantes en la localidad madrileña de Coslada, sigue manteniendo la idea de compartir la dirección del partido con Casado -al que podría llegar a ofrecer la secretaría general- siempre y cuando no haya una segunda vuelta en la votación para que, llegado el momento, sea ella la candidata a la Moncloa. En su opinión, ninguno de los dos aspirantes a dirigir el partido tras la renuncia de Mariano Rajoy son adversarios. Estos son «los socialistas, con Pedro Sánchez a la cabeza, los independentistas y los populistas de Pablo Iglesias».

NUEVA ETAPA / Por más que repita su oferta de equipo conjunto, Casado no recoge el guante. «No he llegado hasta aquí para que sigan mandando los mismos», repitió. En su opinión, hay que abrir una nueva etapa en el PP y hacer las cosas de manera diferente a como lo hizo el Gobierno de Rajoy, expulsado de la Moncloa tras una moción de censura. «Es necesario un debate de ideas en el PP», aseguró haciendo hincapié en la necesidad de tener un encuentro cara a cara con Sáenz de Santamaría. «Con humildad y optimismo quiero proponer un nuevo modelo de partido», afirmó el dirigente, que se ve caballo ganador en la próxima votación del congreso extraordinario del PP, que tendrá lugar el 20 y 21 de julio, a pesar de que las sospechas sobre sus estudios superiores pueden ser ensombrecer su teórico mandato.

Lo primero que hizo tras conocer el resultado de la primera votación de las primarias, el pasado jueves, fue llamar a María Dolores Cospedal -que también aspiraba a ganar pero no pasó el corte- y pedirle su respaldo para la victoria final. Para ello necesita que la actual secretaria general -que tiene una pésima relación personal con Saénz de Santamaría- ponga a su disposición los apoyos logrados en la primera vuelta. El diputado cree que la ajustada victoria de la exvicepresidenta (solo 1.500 votos más que él) le legitima para seguir «hasta el final» y descartar la lista única que algunos barones piden para evitar el enfrentamiento. «Me salen muy bien las cuentas del congreso extraordinario», explicó la que fuera mano derecha de Rajoy. «Pero prefiero acuerdo que cuentas».

Mientras, Casado refuerza su perfil conservador allá donde va. El sábado participó en un homenaje a las víctimas del terrorismo donde anunció que, en caso de llegar al poder, impulsará una ley para prohibir homenajes a etarras. Respecto a los presos de la banda -ya sin actividad- descartó la concesión de beneficios penitenciarios.

EN ANDALUCÍA / Ayer, el candidato visitó el municipio malagueño de Fuengirola. Casado aseguró que para su proyecto político Andalucía es «fundamental» y buscó el apoyo de los compromisarios, al tiempo que volvió a defender que su iniciativa es ganadora e integradora «en la que todo el mundo cabe». Casado también habló de que a partir a hora el partido entra «en otra etapa en la que sí hay que contactar con todos los compromisarios y ganar su confianza».