La cascada de críticas vertidas sobre el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, por haberse alojado en la embajada de Ecuador durante las vacaciones con su familia este mes de agosto ha generado malestar en la diplomacia española, que observa con asombro la polémica.

También el Gobierno diluye la controversia. Alega que se trata de una práctica extendida entre los cargos políticos españoles y de otros países que no supone un incremento del gasto público. Fuentes del Ejecutivo recuerdan que los embajadores son libres de invitar a sus residencias, aunque sean edificios del Estado, a sus amigos y familiares, ya sea en viajes oficiales o de carácter privado.

El que fuera embajador ante la ONU (en gobiernos de la UCD, PSOE y PP) Inociencio Arias considera que el revuelo levantado por el alojamiento de Dastis en Ecuador es una "polémica infantil". "La embajada es ante todo un edificio oficial al servicio del Estado español pero, además, es la casa del embajador. Vive en ella y, por lo tanto, dado que él paga la comida, etc, puede invitar a sus amigos", sostiene en declaraciones a este diario.

Arias insiste en que el ministro de Exteriores no se alojó en la embajada por su cargo, sino por la amistad que le une al representante español en el país latinoamericano. "No es que los miembros del Gobierno o altos cargos se alojen en las embajadas en viajes privados, esto debe ocurrir muy poco; es que el señor Dastis es amigo del embajador en Ecuador y este lo había invitado. Yo habría hecho igual si fuera su amigo, como he invitado a literatos, periodistas y hombres de negocios", explica.

¿Existe una frontera entre el alojamiento esporádico, por amistad, en una embajada y el abuso de estas prácticas como algo generalizado?

PEREGRINAJE AL VATICANO

Fuentes del PP explican a este diario que los viajes privados de miembros del Gobierno y altos cargos del Estado a edificios de representación en el exterior fueron una tendencia generalizada en la primera legislatura de Mariano Rajoy. Indican que esta práctica fue habitual y recuerdan que la embajada más solicitada fue la del Vaticano. "Era una peregrinación", afirman, sorprendidos por la polémica que ahora se levanta.

Se da la circunstancia de que el que fuera embajador en la Santa Sede entre el 2012 y el 2017, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga (destinado a Portugal en julio), había trabajado en los cuarteles generales del PP en Madrid, en la calle Génova, y mantenía amistad con una parte importante de los dirigentes populares que allí se hospedaron en viajes privados.

¿Es una conducta ejemplar el uso de embajadas para viajes privados aunque no conlleve incremento presupuestario? "No me he planteado si es una conducta ejemplar, es simplemente normal y no censurable. En mi casa, y la embajada también lo es, invito a quien quiero y alucino con que algún periodista que ha estado invitado en la embajada ahora se extrañe de que lo haga Dastis. Es ridículo, no sé si partidista", opina Arias. El diplomático insiste en que esto sucede "en casi todos" los países.

AUSENCIA EN EL CONSEJO DE MINISTROS

La polémica se vio agravada, en el caso de Dastis, porque no participó en el Consejo de Ministros extraordinario del pasado miércoles en la Moncloa, que abordó las medidas para solventar el conflicto laboral de los agentes de seguridad en el aeropuerto de Barcelona. En la rueda de prensa tras la reunión, el ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, se limitó a confirmar que Dastis estaba en Ecuador.

Fuentes del Gobierno señalan que su comportamiento es "absolutamente normal" y subrayan que "incluso evitó llevar escoltas para no gastar más". Opinan, desde Moncloa, que la polémica es estéril y que responde más a un ataque partidista que a la crítica fundada de una conducta a la que no hay nada que reprochar.