Los nuevos diputados y diputadas elegidos en las urnas para la XIII legislatura se han visto obligados a presentar su declaración de bienes y actividades, como venía siendo habitual, y un segundo documento que sí constituye una novedad: un listado que recoja intereses económicos con las actividades que realizaron antes de llegar al Congreso y en al que se detalle qué regalos, donaciones o beneficios de cualquier tipo han recibido ocupando anteriores cargos. Desde vacaciones pagadas a palcos en partidos de fútbol o entradas a conciertos exclusivos. Tampoco podrán recibir ningún obsequio durante su desempeño como parlamentarios, salvo que provengan de amigos y familiares o sean "comunes de acuerdo con los usos y costumbres" y ajenos a su actividad política.

En la legislatura anterior, la Mesa de la Cámara Baja aprobó 'in extremis' un nuevo Código de conducta, con carácter vinculante, para homologar las exigencias de transparencia de los parlamentarios españoles a los de democracias vecinas. Fue un compromiso de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, para cumplir con las recomendaciones que el Grupo de Estados contra la Corrupción (GRECO), un organismo del Consejo de Europa, hizo a España hace ya un lustro.

Para ayudar a sus señorías a distinguir entre la cortesía y el efecto lobi en los regalos que puedan recibir empezará a funcionar la Oficina de Conflicto de Intereses, que resolverá con "confidencialidad" las dudas de los diputados y elaborará un informe anual sobre el cumplimiento del Código. Si un parlamentario cree comprometida su imparcialidad ante una iniciativa, tendrá que comunicárselo por escrito al presidente del Parlamento o al de la comisión que corresponda. Se trata de evitar que participe en votaciones movido por intereses personales. La Oficina comprobará también la veracidad del contenido de las declaraciones incluidas en el Registro de Intereses, y será la primera vez que un órgano del Congreso investigue la información que aportan los diputados y no se limite solo a hacerla pública.

EXHIBIR AGENDAS Y CITAS CON LOBIS

Entre las nuevas obligaciones para los diputados está la publicación de su agenda institucional en la web del Congreso y sus reuniones con lobis o grupos de interés. Desde una comida con empresarios hasta un encuentro con una asociación. Este fue uno de los puntos que suscitó más debate la pasada legislatura, cuando los parlamentarios trabajaban en una reforma del reglamento que quedó atrapada entre prórrogas y decayó con la convocatoria de elecciones. Fue Pastor la que, a través de este nuevo Código de conducta y ante la falta de acuerdo, elaboró junto con los servicios jurídicos del Congreso la primera definición oficial de lobi: quienes se comuniquen directa o indirectamente con los cargos públicos o el personal a su cargo en favor de intereses privados, públicos, particulares o colectivos, intentando modificar o influir sobre cuestiones relacionadas con iniciativas legislativas.

También se publicará una "breve reseña de datos biográficos personales, académicos y profesionales", con lo que los parlamentarios consideren relevante, tratando de evitar los casos de currículums menguantes como los que ya se han vivido en la institución. Aunque la veracidad de la información seguirá dependiendo de la honradez del político, que no estará obligado a adjuntar sus títulos o a acreditar su formación. Las paredes del Congreso de los Diputados serán esta legislatura más transparentes, aunque todavía queda camino para que no haya ninguna esquina donde la información se pueda ocultar.