Socios, pero adversarios. El PP y Ciudadanos han inaugurado una nueva etapa en la que están obligados a entenderse en algunas instituciones autonómicas (Madrid, Andalucía y Murcia) y municipales importantes, como en la ciudad de Madrid, mientras luchan fuera de ellas para arrebatarse el electorado de centroderecha.

El partido de Pablo Casado, que en las últimas generales solo sobrepasó al de Albert Rivera por nueve escaños, ha dado un paso más en el ofrecimiento que lleva haciendo desde la primavera y ha registrado en el Ministerio del Interior la marca España Suma, la réplica de la fórmula que populares y naranjas ensayaron en Navarra (con UPN en este caso) en las autonómicas de mayo. La tentación de Casado va tomando forma, pero la respuesta de Ciudadanos sigue siendo la misma: ni hablar.

Portazo por duplicado / La formación de Rivera ha rechazado de nuevo aceptar esa opción. El político catalán ha dicho en numerosas ocasiones que no ve con buenos ojos esta iniciativa y ahora vuelve a dar portazo a la propuesta: ni el acuerdo para cogobernar en Madrid ni el registro de la marca han variado su posición. «España Suma es un proyecto del PP. Ciudadanos es un proyecto absolutamente autónomo, independiente, propio, de un partido liberal, que como todo el mundo sabe es distinto de un partido conservador. Que podamos llegar a pactos, por supuesto, pero que somos proyectos distintos a nadie le cabe ninguna duda», declaró ayer la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís (Cs).

«Lo descartamos. Se puede llegar a acuerdos, si eso es interesante, para una región o un municipio pero eso no significa que seamos iguales», apuntó.

La edil añadió que la negativa a acudir a las urnas conjuntamente no va a provocar tensiones en las administraciones en las que PP y Cs comparten gobierno, como el Ayuntamiento de Madrid. «No va a afectar», auguró.

Condicionante estatal / Con la legislatura autonómica apenas puesta en marcha, está por ver cuánto se tensionan las costuras de los acuerdos entre ambas formaciones, pero a nadie se le escapa que todo va a depender del contexto estatal. Si no hay investidura de Pedro Sánchez en septiembre, PP, Cs y Vox volverían a disputarse el 10 de noviembre al electorado de centroderecha. En el caso de que la haya y que la legislatura eche a andar, Rivera está decidido a mostrarse como líder de una oposición, aunque aritméticamente, es un puesto que conserva Casado: 66 escaños frente a 57.

Además de España Suma, el PP también ha registrado esa fórmula en todas las autonomías, incluida Cataluña Suma. Los populares en las generales de abril solo consiguieron un escaño, el que sacó la cabeza de cartel, Cayetana Álvarez de Toledo, elegida hace pocos días portavoz del grupo parlamentario en el Congreso.

La marca registrada por los populares intenta ser un aglutinador del partido conservador con los partidos regionalistas de derechas e incluso con Ciudadanos y Vox, pero el rechazo que ya han visto por parte de los partidos podrían hacerles esperar qa la convocatoria electoral.

Los populares confían en que la derecha se una de cara a unos nuevos comicios nacionales si el PSOE no es capaz de lograr que Pedro Sánchez logre el respaldo del congreso para la investidura.

Ese sería uno de los argumentos que utilizarían para conformar la marca España Suma ya que la propia división de la derecha podría provocar de nuevo la victoria del PSOE y volver a la situación de bloqueo actual si Unidas Podemos vuelve a ser partido determinante para la investidura y la posterior formación del Gobierno.