El PP ha puesto el grito en el cielo tras la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de aceptar un relator que dé fe del diálogo en la mesa de partidos catalanes. Además de acusar al presidente de "traición" a España, los populares han exigido la comparecencia urgente de Sánchez en el Congreso e incluso no descartan una moción de censura. Lejos queda aquel tiempo en el que los conservadores se avenían a explorar mediaciones para solucionar conflictos enquistados.

Fue en el verano de 1997, con José María Aznar en la Moncloa, cuando una asociación vasca llamada Gernika Gogoratuz se ofreció a mediar entre el Ministerio del Interior, dirigido entonces por Jaime Mayor Oreja, y el entorno de ETA, concretamente dirigentes de Herri Batasuna y del sindicato aberzale LAB.

En respuesta a preguntas del diario 'El Mundo', que fue quien desveló el intento de mediación en enero de 1998, Mayor admitió haber mantenido tres o cuatro reuniones con el representante de Gernika Gogoratuz. En estas reuniones también llegó a participar Chris Mitchell, miembro de la Fundación Carter.

VERSIONES DISCORDANTES

Según el entonces ministro, él pidió que se transmitiese a la otra parte que en aquel momento no se daban las circunstancias para abrir un diálogo con el entorno de ETA y enmarcó la reunión junto a otras realizadas con otros grupos vascos como Elkarri.

En cambio, Gernika Gogoratuz mantuvo que sí que hizo gestiones ante sectores de HB y que tuvo el aval o consentimiento de Mayor Oreja para hacerlo.

Aquellos contactos, no obstante, no pasaron de un puñado de reuniones que se vieron interrumpidas por el juicio y posterior condena a la Mesa Nacional de HB que se inició en el Supremo en octubre de 1997.