Los anticapitalistas esperan revalidar los 10 escaños que obtuvieron en los comicios del 2015 y que, sumados a los de la extinta candidatura de Junts pel Sí, les dieron la mayoría absoluta a los independentistas en el Parlament. Pero la situación de entonces era diferente. Hace dos años, la CUP recibió el apoyo de votantes de toda la vida de ERC que, viéndose traicionados por la unión de los de Oriol Junqueras con Convergència, se confiaron a la izquierda independentista radical. Es muy posible que este 21-D esos votos regresen a Esquerra. Los sondeos le auguran a la CUP una pérdida de entre dos y cinco escaños. La candidatura anticapitalista es, hoy por hoy, la única formación que defiende inequívocamente la unilateralidad. La CUP solo será ahora un partido visagra si JxCat y ERC persisten en la desobediencia al Estado.