La Policía Nacional detuvo ayer en Barcelona a Xavier G. F. y a Carlos de P. L., los dos mossos que acompañaban el domingo al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en la furgoneta que se dirigía de vuelta de Helsinki (Finlandia) a Bruselas (Bélgica), según de Interior. Por la tarde, la Policía arrestó también al historiador y profesor Josep Lluís Alay, otro de los acompañantes del expresidente. Todos ellos son investigados por un presunto delito de encubrimiento.

Los dos agentes de los Mossos viajaban -junto a otras dos personas- con el cabeza de lista de Junts per Catalunya cuando fue arrestado en Alemania. Las detenciones son fruto de las investigaciones de la Comisaría General de Información por un presunto delito de encubrimiento.

El mosso C. de P. L. fue detenido a las 12.45 horas en el aeropuerto de El Prat, cuando venía de un vuelo procedente de Bruselas. Por su parte, el agente Xavier G. fue arrestado un cuarto de hora después, a las 13.00 horas, en las inmediaciones de su domicilio, en Vilassar de Mar.

Las detenciones se produjeron después de que la Comisaría General de Información de la Policía Nacional abriera una investigación y enviara el martes a la Fiscalía de la Audiencia un informe para determinar si los dos agentes «habían incurrido en alguna conducta delictiva por haber ayudado a Puigdemont a sustraerse de la acción de la justicia». La detención de Alay tuvo lugar a las 19.20 horas. La Fiscalía también investiga al empresario Josep Maria Matamala, que acompañaba, como los otros, a Puigdemont.

En paralelo, el juez de Cornellà de Llobregat que investigaba la actuación de los Mossos el 1-O se ha inhibido en favor de la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, a quien advierte de que existen indicios de criminalidad para imputar a la cúpula de la policía autonómica, incluido su actual jefe, Ferran López, además del mayor Josep Lluís Trapero y otros siete miembros de la dirección del cuerpo.

El juez coincide con la tesis de Lamela y del magistrado del Supremo Pablo Llarena de que los Mossos diseñaron un dispositivo para facilitar el 1-O, y no para impedirlo. Pese a ser un cuerpo «más que profesional», entiende que hubo una «intención torticera» que coincide con las «manifestaciones de los dirigentes políticos rebeldes», en alusión al exconsejero de Interior Joaquim Forn, que aseguró que la policía catalana permitiría votar.

«Resultaría irracional pensar que el resto de miembros de la más alta categoría dentro de los Mossos d’Esquadra pudieran no darse cuenta del sentido de las pautas que estaban elaborando y aprobando, y que tan solo se limitara la tal inteligencia al mayor Trapero», dice el magistrado.