El acoso al que han sido sometidos el vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra de Igualdad, Irene Montero, durante sus vacaciones en Felgueras (Asturias) ha provocado la vuelta de la pareja y sus tres hijos a Madrid porque no se sentían seguros. Miembros del Gobierno y de varios partidos –entre ellos Cs– han mostrado su apoyo a Iglesias y Montero, pero en el PP son mayoritarias las voces críticas que acusan al líder de Podemos de estar probando de su propia medicina.

El Ejecutivo ha salido en tromba a defender a Iglesias y Montero, que, la pasada semana vieron cómo se divulgaba la dirección en la que veraneaban y cómo se les insultaba en pintadas («Coletas, rata», decía una de ellas). «El acoso, las amenazas y los insultos no tienen cabida en nuestra sociedad», advirtió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. «Frente al odio y la intolerancia, siempre defenderemos el respeto, la democracia, la libertad», añadió.

Dirigentes socialistas, como la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, o los ministros José Luis Ábalos y Margarita Robles también han salido en defensa de Iglesias y Montero. La titular de Defensa dijo ayer que en España tiene que haber «tolerancia cero» con los escraches «vengan de donde vengan», porque «no son aceptables para nadie en un país libre, tolerante y respetuoso». Además, apuntó que la justicia actuará si considera que en algún momento se han cometido «hechos delictivos».

Desde otra trinchera política, la presidenta de Cs, Inés Arrimadas, también condenó el «acoso» a Iglesias y Montero. Pero a continuación recordó que los dirigentes de su partido han sido «insultados, señalados y agredidos» en Cataluña, durante la celebración del orgullo o en la manifestación del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer, «mientras algunos lo alentaban y justificaban».

«Nosotros, sin embargo, condenamos el acoso a cualquier representante público o a su familia, como el que han sufrido Iglesias y Montero», dijo Arrimadas. Más duro, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado (también del partido naranja) acusó al líder de Podemos de «importar la palabra ‘escrache’, justificando y generalizando su aplicación en España».

Pero dirigentes del PP como Rafael Hernando fueron todavía menos clementes. El senador popular exigió al vicepresidente que pida disculpas por «dirigir las turbas» de los escraches cuando «los que lloraban eran los hijos de otros» y le recordó cuando definía estos ataques como «jarabe democrático». «De esos polvos estos lodos», añadió Hernando en una serie de mensajes de Twitter. H