Dos agentes de la policía francesa han sido procesados por apropiación indebida al haberse quedado con una parte del armamento que ETA entregó a las autoridades francesas en abril del 2017 y que debía ser destruido, reveló el semanario Le Point.

Tras una investigación de la policía judicial de Lille y la Policía Nacional, la Fiscalía de Arras encausó a uno de esos policías que se sentará en el banquillo. El segundo, un oficial, ha aceptado declararse culpable antes del juicio y ha comparecido esta semana ante un consejo de disciplina en el que se solicitó su exclusión del cuerpo.

En el depósito de armas del que se habían apropiado había más de un centenar de armas, incluidos unos 80 detonadores, metralletas M4, un fusil Kaláshnikov y pistolas 357 Magnum. En ese arsenal no solo había armas de la banda terrorista, sino también otras requisadas en casos de delincuencia común.

Según Le Point, el agente de policía, que trabajaba con los artificieros, llevó las armas a su superior quien las escondió a su vez en unas instalaciones de la ciudad de Arras (norte) de las que era responsable, sin que fueran destruidas como estipulaba el protocolo. El semanario precisó que fue una fuente anónima la que alertó a la comisaría de Arras de la existencia de ese depósito ilegal de armas.

Al dar con el armamento, los investigadores de la policía judicial de Lille descubrieron que la cámara de seguridad que supervisaba ese almacén había sido destruida. Sin embargo, había otra cámara de vigilancia que había grabado cómo los policías la habían destruido, y eso permitió identificarlos. Los dos alegaron que habían guardado las armas por afición, que son coleccionistas, y negaron cualquier intención de traficar con ellas.

Tras la entrega de armas de ETA el 8 de abril del 2017, una parte del arsenal se quedó en reserva por si podía ser utilizado para esclarecer hechos de la banda, y el resto tenían que ser destruidas.