Tras abrir la válvula de escape del paseo para los niños (y sus padres) hoy, España encara una nueva etapa en la lucha contra el coronavirus. Se avecina otra medida de alivio del confinamiento. A partir del 2 de mayo se permitirá salir a prácticar deporte y pasear también a los adultos que conviven en la misma casa. Y a partir de mediados de mayo se iniciará la ansiada desescalada cuyas condiciones aprobará el Consejo de Ministros del próximo martes, pero que estará guíada por la «máxima prudencia» y pilotada desde el cuadro de mandos del Gobierno. Sin prisas, evitando cualquier precipitación que pueda dar al traste con lo conseguido.

Prudencia. Este es el núcleo central del mensaje lanzado por Pedro Sánchez en su comparencia de fin de semana. Los datos de la epidemia cada día son más buenos, los nubarrones que se ciernen sobre la economía cada vez más oscuros y empieza a pesar el cansancio de 40 días de encierro. Todo incita a acelerar el desconfinamiento. El debate sobre cómo, cuándo y dónde desconfinar ha tomado el centro de la escena pública y cada sector económico o territorio pugna por lo suyo.

Hay muchos nervios. Canarias, la comunidad con menos casos por habitante (12 por cada 100.000) presentó en el Consejo Interritorial de Sanidad del viernes un plan que permitía este mismo lunes las salidas a la calle en días alternos a los residentes en números pares e impares. Andalucía, también con pocos casos, quiere que en mayo abran los bares y las escuelas y en junio los hoteles. Cataluña quiere tomar sus propias decisiones a espaldas del resto. Pero Sánchez ya ha dejado claro que la desescalada será «asimétrica», porque no avanzarán todos los territorios «a la misma velocidad», pero sí lo harán «con las mismas reglas».

alemania, primero / Alemania es el único gran país europeo que ya ha empezado la desescalada. Es que tiene menos casos y, sobre todo, menos muertes, pero a pesar de ello su cancillera ha reprendido a los Länder por ir demasiado deprisa. «El éxito logrado es frágil. Caminamos por una fina capa hielo», les ha advertido Ángela Merkel.

La capa de hielo es frágil en Alemania, pero mucho más en España. Ni siquiera sabemos aún si el fin de la hibernación total en la que se mandó a casa con permiso retribuido a los empleados de los sectores no esenciales ha generado algún rebrote o ha cortado la tendencia la descenso de los contagios. La semana que entra será decisiva para comprobarlo, dado el tiempo que pasa desde que se produce un contagio hasta este desarrolla la enfermedad.

Habrá que comprobar también como se desarrolla la salida de los niños. Al final, los menores de 14 años no han quedado incluidos en la orden publicada por el BOE. Serán los de 0 a 13 años los que podrá salir a las calles, parques y playas. La salida de los adultos a practicar deporte está condicionada a que los más pequeños y sus progenitores se hayan comportado con «con responsabilidad» y siguiendo todas las recomendaciones.

Sánchez advirtió que el plan de desescalada «no tiene fechas», más allá de que podría empezar a mediados de mayo y desarrollarse en junio. Consistirá en una batería de condiciones que deben cumplirse para que un territorio empiece a de modo «gradual» comercios, bares, playas o lo que sea. Los territorios no tienen porqué coincidir con un municipio o una autonomía, pero si deben cumplir unos requisitos que serán muy exigentes.

Sanidad los expuso en la interterritorial del viernes y varios de ellos están aún lejos de lograrse. La autonomías deben disponer de pruebas PCR para practicarlas en todas la personas con síntomas, aunque estos sean muy leves. Los infectados deberán quedar aislados en 24 horas mediante la «habilitación de hoteles u otras instalaciones para aislamiento supervisado de casos leves que no puedan hacer efectivo el aislamiento en su domicilio».

Los servicios de salud deberán rastrear a los contactos los contactos de éstos, ponerlos en cuarentena y practicarles las correspondientes pruebas. Eso significa miles de personas a las que hay que reclutar y entrenar para que puedan entrevistar enfermos y rastrear contactos. También hay que comprobar el estado de salud de los internos y empleados de las residencias, con pruebas PCR semanales, aunque no hayan dado síntomas.

La lista sigue con pruebas a todos los pacientes ingresados por todas las patologías, ya sea o no por covid-19, circuitos diferenciados en el los centros de salud y en las urgencias para unos y otros enfermos, la reserva de espacios libres que permitan multiplicar por tres la capacidad de las ucis y así hasta esa lista de 27 requisitos que a día de hoy no cumple nadie.