Hoy empieza el juicio por el que el Gobierno de Aragón pide la restitución de las pinturas de la sala capitular del Monasterio de Sijena, desde 1940 en poder del MNAC y ahora expuestas en el Palau Nacional en una sala creada 'ad hoc'. Unos frescos románicos que se quemaron durante la guerra civil y que fueron rescatados de una destrucción segura (expoliados según el Gobierno de Aragón) y restaurados por el historiador Josep Gudiol. Las piezas pertenecen a las monjas de San Juan de Jerusalén, la orden del monasterio, pero fueron cedidas en comodato (una especie de préstamo indefinido) a la Generalitat en los años 60. En el 92 hubo la intención de convertir la cesión en donación pero las monjas originarias del monasterio murieron antes de que llegara el beneplácito de la Santa Sede.

El proceso está en manos del Juzgado de Primera Instancia de Huesca que prevé vistas hasta el miércoles, y tiene como demandados el Estado, el museo y la Generalitat. En caso de que la sentencia sea desfavorable para Catalunya, queda apelar a la Audiencia Provincial y al Supremo. Si al final se acaban teniendo que devolver los frescos a Aragón, las pinturas corren el riesgo de perderse definitivamente, pues son bienes extremadamente deteriorados yno está claro que puedan soportar un traslado.

CAUSAS PARALELAS

Este no es el primer contencioso que enfrenta a la comunidad de Aragón con Catalunya por las obras de Sijena. Hay otro pleito en curso. El que se interpuso en el 2012 para declarar nula la compra venta que realizaron las monjas y la Generalitat, con permiso eclesiástico, de 96 piezas pertenecientes al monasterio. El fallo del Juzgado de Primera Instancia sentenció, en el 2015, el retorno de las piezas y pidió la ejecución provisional de la sentencia. La respuesta catalana fue plantear un conflicto de jurisdicción que el Tribunal de Conflictos de Jurisdicción del Tribunal Supremo rechazó. El caso está ahora en la Audiencia Provincial, el último paso es acudir al Supremo.