Tras haber ayudado a propiciar el relevo en la Moncloa y haberse enrolado en el pacto (ahora frustrado) para renovar RTVE, ERC y el PDECat aprovecharon la puesta de largo de Pedro Sánchez en el Congreso para lanzarle las primeras advertencias. La principal es que si pretende marear la perdiz y no asumir riesgos con la cuestión catalana, no podrá contar con el apoyo de ambas fuerzas en lo que resta de legislatura.

El portavoz de Esquerra en el Congreso, Joan Tardà, afirmó que los republicanos están dispuesto a no va votar a favor de ninguna iniciativa del Gobierno si lo que pretende es «tomarles el pelo» y no hacer políticas de izquierdas, un etiqueta en la que ha incluido dejar de negar la posibilidad de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Pero Tardà no se quedó ahí y, durante su réplica a la comparecencia de Sánchez, en la que el presidente apenas aportó novedades sobre su estrategia para resolver la crisis independentista, Tardà advirtió de que si el Ejecutivo socialista pretende volver a aplicar en Catalunya la «negación del referéndum», condenará a los independentistas catalanes a «volver a desobedecer».

«¿Qué le hace pensar hoy que poner como condición para el acuerdo la negativa al referéndum no va a provocar los mismos efectos?», le preguntó retóricamente Tardà a Sánchez, quien en su segunda intervención se limitó a prometer «valentía y audacia» para buscar soluciones efectivas al conflicto catalán, pero siempre circunscritas «al marco de la Constitución».

No fue tan lejos el portavoz del PDECat en el Congreso, Carles Campuzano, quien se limitó a alertar a Sánchez de que la estabilidad de su Ejecutivo «dependerá en gran medida de los soberanistas catalanes».

El diputado nacionalista matizó que a partir de ahora estarán del lado del Gobierno solo si el diálogo con la Generalitat da resultados «concretos, eficaces, tangibles», y no se quedasolamente en «buenas palabras».