Los partidos independentistas mayoritarios encaran los próximos meses en una situación inédita. Por un lado, siguen compartiendo Govern, lo que les obliga -al menos sobre el papel- a colaborar entre ellos. Por otro, el anuncio de Quim Torra de que habrá elecciones catalanas en una fecha todavía por determinar ha iniciado irremediablemente la campaña electoral. Junts per Catalunya y Esquerra competirán por cada voto, y hace semanas que están tratando de seducir a los ciudadanos con sus propuestas.

Pero en esta lucha fratricida JxCat parte con una pequeña ventaja. Como presidente de la Generalitat, Torra puede decidir unilateralmente la fecha de las elecciones. Hasta ahora solo ha concretado que serán después de que se aprueben los presupuestos de la Generalitat, pero eso abre un abanico de opciones que abarcan desde mayo al otoño. .

Ahora Esquerra le pide que, como gesto hacia sus socios, concrete un poco. El número dos del Gobierno catalán, el vicepresident Pere Aragonès, expuso ayer en la Cadena Ser las preferencias de su partido en cuanto a la fecha, y solicitó que la legislatura «no se alargue en exceso». La filosofía que hay detrás de esa petición, compartida por casi toda la Cámara catalana, es que no tendría sentido que el actual Ejecutivo se mantuviera con vida artificialmente una vez aprobados los presupuestos, teniendo en cuenta que Torra ya ha anunciado que, en cualquier caso, se votará este año.

Pero en JxCat siguen haciendo cuentas. La portavoz del Govern, Meritxell Budó, ya abrió la puerta esta semana, en la rueda de prensa tras la reunión del Ejecutivo, a que las elecciones se celebren después del verano. Es una eventualidad que siempre ha estado sobre la mesa de los posconvergentes, que necesitan tiempo para organizarse y, sobre todo, para decidir a su candidato a la Generalitat. ERC tiene menos problemas en ese sentido: con Oriol Junqueras en prisión e inhabilitado, Aragonès parece el aspirante indiscutible del partido. Él mismo recordó ayer que el líder de su formación ya ha dicho que el actual vicepresident sería «un buen candidato».

Aragonès no discutió que «desde un punto de vista legal», la fecha de las elecciones es una prerrogativa de Torra, pero insistió en que la situación es tan anómala que convendría no alargar la legislatura. «Debemos hacer lo más razonable y lo que facilite más la gestión del día a día. Se debe hacer un cierto reset, volver a repartir las cartas y que esto sirva para llegar a consensos», zanjó.

Como respuesta, ayer, las fuentes consultadas del entorno de Torra recordaron de nuevo que la fecha de las elecciones es «potestad exclusiva» del presidente de la Generalitat.