Íñigo Errejón se desmarca de Pablo Iglesias. El secretario político ha anunciado este martes que está en contra de un proceso de fusión entre Podemos e IU. Asume que puede mantenerse la coalición electoral (Unidos Podemos), pero advierte que no está dispuesto a que el partido morado se "disuelva" en una suma de izquierdas.

A su juicio, ambas formaciones deben continuar siendo independientes, puesto que no todo el electorado al que aspiran a convencer comparte las mismas etiquetas. "Si creo que debemos seguir como polos electorales, rotundamente sí. Si eso debe implicar una disolución o una fusión la respuesta es rotundamente no", ha señalado Errejón, quien ha incidido en que la militancia no va a estar dispuesta a una operación semejante.

Su reflexión es especialmente relevante porque llega solo unas horas después de que el secretario de Organización, Pablo Echenique, confirmase que ese debate va a ser uno de los más destacados en el congreso estatal de Podemos, Vistalegre II, en invierno de 2017 y tras la petición explícita del líder de IU para afrontar la integración "lo antes posible".

Errejón ha asegurado que ese proyecto no está sobre la mesa y ha anunciado que, si lo estuviera y alguien lo llevase a la asamblea ciudadana, él se opondría. "La unidad de la izquierda es importante, pero por encima está la unidad popular", ha afirmado, en un evidente reto a Iglesias, que este lunes abogó por la fusión siempre que sea consultada con las bases.

DESMARQUE CLAVE

Es la primera vez que Errejón se muestra tan contundente al distanciarse de los postulados del secretario general, justo cuando las familias podemistas están tratando de esclarecer si son capaces de llevar un proyecto común a la asamblea ciudadana estatal o, por contra, presentan rutas políticas alternativas. Su reacción en un asunto tan comprometido sugiere dificultades severas para tejer un acuerdo con Iglesias, lo que podría traducirse, si no hay consenso, en que ambos planteasen proyectos alternativos. No obstante Errejón siempre ha mantenido que, aunque diese el pulso político, nunca competiría para liderar Podemos. La semana pasada, Iglesias retó a su secretario político a presentar un proyecto alternativo cuando afirmó que "varias propuestas pueden ser mejor noticia que una sola".

El "no rotundo" de Errejón llega tras una cadena de coincidencias. IUha puesto a la venta su sede en Madrid para intentar saldar la deuda de ocho millones de euros que mantiene con entidades financieras, lo que sería un requisito imprescindible para una fusión orgánica. En septiembre se registró la marca Unidos Podemos como partido en el ministerio del Interior. Y además, Garzón ha venido planteando el asunto en sus declaraciones públicas. Si él e Iglesias están hilvanando un acuerdo para legitimarlo en Vistalegre, a Errejón no le consta. Sin embargo, los dirigentes afines al errejonismo han lanzado en las últimas horas una ofensiva en contra de la dusión desde diversos espacios de reflexión en tribunas y redes sociales.

Un eventual proceso de fusión es una clave trascendental porque nose trata solo un cambio orgánico, la construcción de un nuevo partido que albergue a varias formaciones, lo mismo que ya es IU. Implica, sobre todo, un cambio en la dirección y, lo que más preocupa a Errejón, un cambio del rumbo político de Podemos desde su inicio. El ADN de los morados no ha apostado hasta ahora por una suma de partidos de izquierdas que apelan a la identidad de la clase obrera. Creen que eso ya se ha intentado en múltiples ocasiones y la izquierda siempre ha sido residual. La apuesta con la que nació Podemos es lahipótesis nacional-popular: ser capaz de resolver las inquietudes de diferentes clases, de individuos que han votado opciones distintas y que no tienen porqué estar identificados bajo las mismas etiquetas. El giro hacia la radicalidad de Iglesias parace haber abandonado estas tesis. En Vistalegre II se verá si el partido morado toma un nuevo rumbo y con quiénes.