Reunión en Bruselas entre el presidente del Parlament y el candidato a la investidura. Y en la llanura del discurso resistencialista ante el Gobierno de Mariano Rajoy y la aplicación del artículo 155 una arista significativa. Significativa por cuanto el relato legitimista venía en el precio del billete a la capital belga que Roger Torrent se pagó de su bolsillo, pero la disonancia, no. Y es que el republicano ha defendido ante Carles Puigdemont la conveniencia de que haya un Govern «efectivo» lo más pronto posible.

«Lo que conviene al país es que haya un Govern lo más rápidamente posible, efectivo, que pueda trabajar desde el minuto uno». Esa es la cita textual de Torrent a los medios, tras abordar el discurso más esperable, es decir que «el president [Puigdemont] tiene todo el derecho a ser investido, es candidato y no ha descartado la posibilidad evidente de asistir», explicó ayer.

Lo dicho por Torrent encaja como un guante con lo que ERC ha ido señalando pública y privadamente desde el 21-D. Aunque cabe decir que esa presión tiene muchos visos de caer en saco roto si tiene por objeto hacer desistir a Puigdemont de abordar la investidura, porque la suspensión del Tribunal Constitucional se da por segura.

LEGITIMISTAS / Puigdemont empujará por conseguir la investidura y ERC no puede oponerse frontalmente a ello. No si quiere mantener cierto predicamento en los sectores más legitimistas del independentismo. Así las cosas, se empieza a considerar la sesión de investidura de Puigdemont como el trago necesario para abordar la votación de la candidatura real. La sesión se celebrará el próximo martes, y está previsto que se desarrolle en una sola jornada. Y la gran pregunta es si el expresident estará presente. Para la estrategia independentista es imprescindible que la duda quede en el aire hasta que se inicie la sesión.

Lo señaló ayer Mariano Rajoy en Onda Cero, su Ejecutivo presentará recurso cuando haya una prueba palpable de que se va a cometer o se ha cometido lo que ellos entienden que es una ilegalidad. Y mientras no se haya iniciado la sesión o no haya un documento que lo acredite, el Gobierno va a tener que limitarse a permanecer a la expectativa y, sobre todo, escenificar que todas las entradas a España y al Parlament es campo minado para Puigdemont.

Y también a mantener esa guerra de nervios que ayer pasó por clausurar temporalmente la delegación del Govern en Bruselas para que no se celebrara ahí el encuentro entre el presidente del Parlament y el candidato a la investidura, buscado por la justicia española. Por de pronto, tras la reunión, Puigdemont reconoció que «lo ideal» sería una investidura «presencial», aunque, eso sí, mantiene sus cartas bien escondidas.

Tras hallar acomodo en la sede de la Alianza Libre Europea, el partido que integra a ERC y a otras formaciones como Chunta Aragonesista, Bloc Nacionalista Valencià y Partido Andalucistas, Torrent se entrevistó también con los cuatro diputados que acompañan al expresident y candidato en Bruselas: Clara Ponsatí, Lluís Puig, Meritxell Serret y Toni Comín.

Si el plan es conseguir la mayoría absoluta, en un pleno que promete nuevas tensiones con la oposición constitucionalista, en las próximas horas deberá aclararse el papel de estos cuatro votos. Tres de ellos deberán de renunciar a su acta y contar con la CUP para que Puigdemont sume la mayoría absoluta que se le requiere. De lo contrario, habría que esperar 48 horas y abordar una investidura por mayoría simple. Con todo, si el Constitucional suspende de manera inmediata ese pleno, por un lado no habría segunda votación, y, por el otro, no se contabilizaría como pleno efectivo.