Principios del 2015 en Raqqa, Siria. En la capital del autoproclamado califato, los responsables de las operaciones en el exterior del Estado Islámico están diseñando una campaña de atentados en la Unión Europea como respuesta a los bombardeos de la coalición internacional. Los terroristas elaboran una lista de ciudades europeas en que atentar. Y Barcelona está la primera de todas. Incluso por encima de París, donde meses después, el 13 de noviembre de ese año, cometerían su primer gran atentado yihadista masacrando a 137 inocentes.

Para el comando de operaciones exteriores del Estado Islámico, Barcelona “fue la primera ciudad occidental designada para cometer un atentado a gran escala”, señala el experto en terrorismo Fernando Reinares en un informe sobre los atentados del pasado agosto en Barcelona y Cambrils que ha sido publicado esta semana en CTC Sentinel, la revista sobre yihadismo editada por la academia de West Point y considerada como la publicación mundial de referencia sobre el terrorismo islámico. Reinares, el principal experto español en este fenómeno, es catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos y director del programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, firma ese texto con Carola García Calvo, analista senior de terrorismo internacional de esa misma institución, tras entrevistar a investigadores de los Mossos d’Esquadra, la Guardia Civil, el CNI y la fiscalía de la Audiencia Nacional.

En concreto, según relatan los investigadores a Reinares y a García Calvo, los terroristas pretendían perpetrar esos ataques en Barcelona en septiembre del 2015, dos meses antes que los que el Estado Islámico sí logró llevar a cabo en noviembre en París. “Los investigadores tienen conocimiento de que el atentado desmantelado con el que se iba a golpear Barcelona estaba pensado para ser similar al que más tarde se ejecutó en París”, señala el informe de Reinares. “Al igual que los ataques de París, el plan de Barcelona iba a implicar el uso de fusiles kalashnikov y bombas en espacios muy frecuentados como salas de concierto, áreas de cenas y eventos deportivos”.

Una misma campaña de terror

“Ambos proyectos [el de París y el de Barcelona] estaban concebidos para formar parte de la misma campaña de terror dirigida por el Estado Islámico en Europa Occidental”, añade el texto. Según el informe, en esos ataques en Barcelona iban a participar terroristas procedentes de Francia y Bélgica.

Para cometer esos atentados, el Estado Islámico envió a España a dos personas: Reda Hame y Abdeljalil Ait el Kaid. Este segundo estaba, según el informe de Reinares, “en el centro de ese complot”. El Kaid, un marroquí residente en Torrevieja, se desplazó en septiembre del 2014 a Siria, donde se unió al Estado Islámico. Su desaparición llamó la atención de la Guardia Civil, que alertó de su marcha. El Kaid, al que se le dio el apoyo de ‘Abú Chaima’ también apareció en el radar del Área Central de Información Exterior de los Mossos d’Esquadra,. En junio del 2015, este yihadista contactó, desde Siria, via Skype y WhatsApp, con una joven musulmana residente en Catalunya, a la que instó a atentar en la capital catalana. «Te llegan armas y te metes donde hay reuniones y empiezas a matar a saco, todo lo que te encuentras de frente», le dijo, en una conversación que EL PERIÓDICO reveló el año pasado.

El Kaid y Hame fueron arrestados durante su viaje de vuelta desde Siria a España. El primero fue detenido el 22 de junio en Varsovia ya que las autoridades españolas habían dado aviso internacional y su pasaporte alertó a la policía de aquel país. Por su parte, Hame fue arrestado en París el 15 de agosto del 2015 tras pasar por Turquía, Polonia, República Checa y Holanda.

Ambos, El Kaid y Hame, formaban parte del círculo de yihadistas que, en diversos comandos, había enviado a Europa el belga Abdelhamid Abaoud, el cerebro de los atentados de París, para cometer ataques terroristas en Europa. Hasta ahora, tal y como ha dejado patente en un escrito la fiscalía de la Audiencia Nacional, se tenían indicios de que El Kaid pretendía atentar en España, pero se desconocía que su objetivo iba a ser Barcelona.

Sin evidencias de conexión

Reinares, no obstante, sostiene que por el momento no hay ninguna vinculación entre la célula que pretendía atentar en 2015 y la que cometió los atentados de este pasado agosto. De hecho, en el informe, en que radiografía los ataques de Barcelona y Cambrils, este experto señala que por el momento “no hay ninguna evidencia de que la célula de Barcelona estaba en contacto con la unidad de ciberentrenamiento del Estado Islámico en Siria, Irak o cualquier otro sitio”. Reinares añade que “la naturaleza exacta de la relación entre la célula de Ripoll y el Estado Islámico sigue sin estar clara”.