En el Centro Penitenciario Madrid VII, la cárcel de Estremera, aún no se acostumbran presos y funcionarios a la rara tranquilidad que reina en el módulo 7, el 'módulo de respeto', pese a que ya hace 20 días de que se fueron "los catalanes".

Así llamaban intramuros a Oriol Junqueras, Raül Romeva, Joaquim Forn, Jordi Turull y Josep Rull. Quienes les vigilaban respiran con alivio. Algunos funcionarios estaban deseando que se fueran, confiesan, porque aquellos internos daban mucho trabajo: "Informe diario sobre con quién andaban, a quién llamaban… y vigilancia extrema y con muchos nervios para que no les pasara nada", relatan fuentes penitenciarias no oficiales.

Tras su marcha ha quedado en Estremera una estela de recuerdos, alguna amistad carcelaria y 15 camisetas de fútbol.

CODICIADOS REGALOS

Junqueras y sus compañeros regalaron a presos amigos una docena de camisetas blaugranas y tres del Espanyol, "alguna firmada por jugadores", relatan las mismas fuentes. "Esas camisetas son pasta", describe un recluso, pues son muy codiciadas entre los internos latinoamericanos y africanos.

En el módulo ha concluido ya la pintura de un mural que presta al patio un aspecto de plaza mayor. La de Madrid sirvió de modelo. En la pintura curraron Junqueras y Forn. El motivo se votó en otoño en una asamblea en la que se bromeó con los entonces novatos catalanes: "Venga, va, pintamos una Sagrada Família o la playa de la Barceloneta".

PROHIBIDO DISCUTIR

Había bromas, pero no demasiadas. Desde noviembre pasado, cuando llegaron los primeros políticos presos, una instrucción interna proscribía las discusiones políticas. A reclusos de confianza como el hoy fugado Alejandro Febles (supuesto autor del vídeo grabado a los políticos presos) se les encargó desviar la conversación si se encendía la polémica.

Tras la llegada de los independentistas, según las referidas fuentes, "se dio orden verbal de que todos los internos quitaran banderas de España de las celdas y se abstuvieran de comentarios contrarios". Con los meses la instrucción se relajó y volvieron a aparecer enseñas españolas.

Todos los políticos presos hacían una "vehemente" defensa de su causa, tildaban de "fascista" al Estado y citaban a Nelson Mandela. "Mejor no hablar con ellos de política -relata un recluso a un funcionario-. Se creían en posesión de la verdad".

CUIDADO CON LOS TICKETS

En el patio se recuerda la minuciosidad con que los políticos guardaban cada ticket del economato: "Y eso que peculio no les faltaba -en prisión se llama "peculio" al dinero disponible de cada interno-. Se guardaban hasta los tickets de los cafés a los que invitaban". Un interno les ofreció pasarles sus propios tickets para inflar la cuenta, "pero no coló".

Los políticos independentistas recluidos en la prisión de Estremera (izquierda) se guardaban minuciosamente los tickets de sus gastos en el economato de la cárcel. Tickets como este, de otro preso, en el que se pueden ver los precios de distintos productos intramuros /E. P.

Parte del gasto de los políticos se iba en sobres. "Recibían cientos de cartas, el buzón siempre lleno", cuentan fuentes penitenciarias. El correo era tan abultado, que a "los catalanes" se les permitía tener centenares de pegatinas con su remite impreso y sellos sin límite. A los demás presos se les racionan para que no paguen con ellos droga o tabaco.

No es el único pequeño privilegio que recuerdan en el módulo. A los políticos se les permitió ocupar celdas contiguas, la 1 y la 2. En ocasiones sobraba espacio y Junqueras convertía la litera superior de la celda, desocupada, en estante repleto de libros y cartas. "Parecía una estafeta", relatan esas fuentes.

De la misma relajada manera se les dotó de televisión en apenas unos días. Lo habitual en Estremera para presos de otro perfil son dos meses de espera.

VIS A VIS SIN RELOJ

El relax con "los catalanes" implicaba también un trato disciplinario suave, por ejemplo, tras la concesión por Junqueras de una entrevista telefónica. "Eso a cualquiera nos habría costado ir al ‘pozo’ de los módulos 1 o 2, con internos mucho peores y broncas diarias", comenta un excompañero de encierro.

Del otro incidente grave con "los catalanes", el famoso vídeo, permanece en Estremera la prohibición de entrar a los vis a vis con relojes, bolígrafos o cinturones, para evitar la introducción de cámaras espía. Pero del paso de los independentistas queda también la amistad epistolar que un preso mantiene con Neus Bramona, esposa de Junqueras, y, claro, el mural del patio.

Detrás de ese fresco está el campo en el que un funcionario entrena altruistamente al Club de Rugby Madiba. Con el sobrenombre de Mandela se bautizó el equipo de Estremera. Los Madiba quisieron fichar a Junqueras, pero al republicano no le gusta el rugby; en Estremera ha preferido el baloncesto. Y eso que los Madiba ya han jugado contra equipos de fuera; incluso un celebrado partido contra ‘las leonas’ de la selección española femenina.