Los populares contienen la respiración en privado y golpean retórica y políticamente a diestra y siniestra en estas horas previas a la moción de censura que el PSOE defiende el jueves. Y que se votará el viernes. Es la forma elegida por los colaboradores de Mariano Rajoy para defenderse del envite que les llegó con la sentencia de la Gürtel y que no vieron venir, seguramente por haberse acostumbrado en los últimos años a que la corrupción no pasa factura (o no excesiva) en las urnas, y que todo era cuestión de aguantar chaparrones. Nunca hasta ahora se vieron en una situación parecida: estando en el poder, la oposición puede hacerles pagar el no haber reaccionado ante la sentencia de la Audiencia que condena al PP como partícipe a título lucrativo de las acciones de una red corrupta.

En la Moncloa y en la sede de la madrileña calle Génova hay nervios. Nada está perdido aún, pero tampoco garantizado. Un ministro como el de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, tuvo que verse en la situación de explicar informalmente a sus homólogos en Bruselas qué ocurre en España, porque detectó «interés» y, a cambio de los datos, le desearon «buena suerte» para pasar el trago. Ante posibles dudas internas y externas, el portavoz gubernamental Iñigo Méndez de Vigo afirmó que Rajoy no dimitirá. El coordinador del PP, Fernando Martínez-Maillo, fue más allá indicando que no se plantea ni dimisión ni adelanto electoral, que es lo que ahora reclama Albert Rivera, de Ciudadanos: un acuerdo con el presidente para que haya generales a otoño.

Si el líder de los populares no cede, el de los naranjas dice tener un plan que pasa por impulsar una segunda moción de censura solo para poner las urnas. Esa opción parecía lejana porque Cs no tiene los 35 escaños que se necesitan para registrar esa moción. Pero puede haber algún grupo minoritario dispuesto a ayudar y ceder diputados y Podemos ya ha avanzado que si no prospera la iniciativa de Sánchez (escenario en el que según Iglesias debería conllevar que el jefe del PSOE deje la política) respaldarán otra iniciativa encaminada a generales, sin descartar la de Rivera.

Mientras arrecian las presiones, la cúpula popular exhibe cierre de filas con Rajoy, a fin de que ningún popular tenga tentaciones de pedir la cabeza del líder. No hay por el momento movimientos significativos, pero se está poniendo la venda antes de que haya herida. Por si el PP sangrara el viernes. En este contexto tiene especial relevancia que haya salido a la palestra el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo -cuyo nombre figura desde años en las quinielas de sucesión del PP- a subrayar su apoyo a su jefe.

«Yo no seré nunca un Judas», puntualizó Feijóo, que sí recomendó a los suyos (otra vez, como hiciera antaño sin éxito y con mucho reproche interno por dar el paso) pedir perdón a los españoles después de que los tribunales hayan emitido un fallo sobre la Gürtel. «El PP tiene que insistir y persistir en pedir disculpas a los españoles por lo que se hizo en el 2003 y siguientes en determinados ayuntamientos de Madrid», aseveró.

«¿QUIEREN ECHAR A RAJOY?» / Al tiempo, el Parlamento se prepara para una trascendental votación. Son pocos todavía los grupos que confiesan abiertamente del sentido de su voto. No obstante el PSOE insiste en que no se negociarán contrapartidas con otras organizaciones a cambio de apoyo y que llegará a la votación advirtiendo de que se defenderá la Constitución y leyes vigentes y en los siguientes términos: «Señorías, ¿quieren ustedes echar a Mariano Rajoy sí o no?».

De momento lo previsible es que Pedro Sánchez cuente con el aval de Podemos (que consultará a sus bases sobre el asunto), del PDECat y hay dudas aún sobre las intenciones de ERC -que dice que consultará a Oriol Junqueras, actualmente encarcelado- y del PNV. Los nacionalistas vascos no decidirán hasta el último minuto, cuando oigan el discurso del aspirante.

De los más pequeños, Coalición Canaria afirma que no votará con los independentistas mientras que Nueva Canarias, socio electoral del PSOE, supedita su aval a Sánchez a que no convoque en breve comicios.