El empresario Josep Xicola, expropietario de Fincas Corral, ha tirado la toalla en el largo proceso judicial en el que estaba envuelto desde que fue detenido en el 2010 por su trayectoria como falso liquidador de empresas. A las puertas de la celebración del juicio en la Audiencia de Barcelona, Xicola ha aceptado una condena de 13 meses de cárcel por estafar entre 2008 y 2009 a cincosociedades con problemas financieros, que compraba con la falsa promesa de saldar sus deudas a cambio de unacomisión del 3% de su pasivo. En la sección séptima del tribunal, Xicola ha ratificado el acuerdo alcanzado a última hora entre las partes, por el que acepta una condena muy por debajo de los siete años de prisión que solicitaba la fiscalía por un delito continuado de estafa agravada y otro de apropiación indebida.

Además, también ha aceptado indemnizar con 180.000 euros a los empresarios estafados en plazos que expirarán dentro de cinco años, si bien ya ha aportado 25.000 euros. Xicola fue detenido en abril del 2010 por los Mossos d'Esquadra, en una operación en la que se le investigaba por una estafa millonaria a los responsables de cinco sociedades en apuros.

Cuatro colaboradores directos de Xicola también se han beneficiado de una rebaja sustancial de su pena, que no llega al año de prisión, frente a los cuatro años que pedía la Fiscalía para cada uno de ellos.

UTILIZAR LA MARCA

Según la Fiscalía, Xicola ideó un plan para utilizar la marca y el buen nombre de Fincas Corral para adquirir empresas con problemas financieros a cambio de la comisión del 3% de su pasivo. El empresario se comprometía a asumir la administración de la empresa adquirida, así como sus deudas y, en su caso, a liberar a los vendedores de los avales y demás garantías que hubieran constituido para asegurar el pago de las deudas.

En cuanto compraba una nueva sociedad, la abandonaba completamente, de tal forma que dejaba de pagar a acreedores, nóminas de los trabajadores, no liberaba a los vendedores de los avales personales ni hacía frente al pago los préstamos o las hipotecas que tenía la empresa.

Posteriormente, Xicola no se inscribía como nuevo administrador en el Registro Mercantil, pero vaciaba las cuentas corrientes de la sociedad y utilizaba los activos para su uso personal, como vehículos de alta gama o las tarjetas bancarias corporativas.

La Audiencia de Barcelona ya había condenado a Xicola a dos años de prisión y al pago de una multa de 4.320 euros por un delito de estafa cometido al engañar a una mujer que pretendía vender una finca en Vinaròs porque no podía pagar la hipoteca.