Felipe VI cumplió ayer 50 años y lo celebró públicamente imponiendo el collar de la insigne orden del Toisón de Oro a su hija mayor, princesa de Asturias y heredera del trono. El Monarca se lo concedió en el 2015, con motivo del décimo aniversario de Leonor, y se lo ha entregado ahora en una ceremonia en el Palacio Real a la que acudió una amplia representación de los diferentes poderes del Estado. Fue el primer acto oficial de la Princesa, de 12 años, pero no tomó la palabra. El jefe del Estado fue el que pronunció un discurso muy personal en el que se dirigió a su hija, en la que confía «plenamente» para afrontar las «muchas exigencias y muchas responsabilidades» que le esperan como Heredera.

El Monarca quiere que Leonor vaya conociendo «poco a poco, las tradiciones y deberes de la Corona y comprendiendo las responsabilidades que un día tendrá que asumir». Felipe VI le pidió que se guíe «permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola» y haga suyas «todas las preocupaciones y las alegrías» de los españoles.

Después del error de junio, cuando la Zarzuela no invitó a Juan Carlos al acto de recuerdo de los 40 años de las primeras elecciones democráticas, la Casa del Rey decidió que durante todo este 2018, cuando el Rey emérito ha cumplido 80 años, se le homenajee en diferentes discursos. Así fue en esta ceremonia, en la que Felipe recordó a su padre como «promotor imprescindible de la transición española».

Durante el acto, el collar se expuso en una mesa junto a la credencial de ingreso en la orden de caballería. El Monarca puso en el vestido de su hija un broche con un lazo y la miniatura del vellocino. El origen de esta tradición se debe a Felipe III, que alrededor del 1430 creó esta distinción para celebrar su matrimonio con Isabel de Portugal.

El Rey de España es siempre el gran maestre y es la máxima condecoración que puede conceder. Hay 60 collares y son vitalicios, de manera que los herederos deben devolverlo cuando el condecorado fallece. El de Leonor perteneció a su bisabuelo Juan de Borbón, al que, según Felipe, hay que reconocer su lucha «incansable» para lograr la España de hoy.

El Toisón no da lugar a privilegios ni compensación económica. Juan Carlos concedió 24 collares durante su reinado, el primero de ellos a su heredero, en 1981, un orden y un detalle que Felipe repite con su hija.

En el Palacio Real estuvieron Felipe y Letizia, su hija Sofía, los Reyes eméritos, la infanta Elena y también los abuelos maternos. Entre los representantes de los poderes del Estado que estaban invitados (con Mariano Rajoy a la cabeza) causó baja el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, debido a la reunión prevista para estudiar las alegaciones del expresident Puigdemont.