La Guardia Civil detuvo ayer a nueve independentistas vinculados a los Comités de Defensa de la República (CDR), a los que se acusa de preparar atentados con artefactos explosivos. Durante 10 horas de registros, se les incautaron sustancias susceptibles de ser usadas para fabricar amonal y termita, este último un potente deflagrante del que disponían de una cantidad ya elaborada.

Durante todo el tenso lunes, la sucesión de revelaciones del operativo policial -la Operación Judas, que, al cierre de esta edición, aún estaba abierta sin descartarse nuevas detenciones- parecía el paso a una nueva pantalla en materia de seguridad en Cataluña. Lo proclamó un vídeo del instituto armado que mostró a sus agentes penetrando, con la máxima protección y armamento, en un garaje en el que los detenidos guardaban ácido sulfúrico, polvo de aluminio, gasolina y parafina. Y lo corroboró la Fiscalía de la Audiencia Nacional considerando a primera hora de la tarde que los nueve formaban «un grupo terrorista de índole secesionista catalán».

El teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Miguel Ángel Carballo, les atribuye tenencia de explosivos, y delitos de terrorismo y/o rebelión. La Fiscalía afirma que los «proyectos terroristas» de este grupo estaban en un «avanzado grado de preparación», pues ya tenían «objetivos seleccionados».

En una nota, el fiscal afirma tener «la certeza» de que las acciones se iban a perpetrar aprovechando el periodo comprendido entre el aniversario del 1-O y la publicación de la sentencia del procés, y que por eso se decidió «proceder a la detención de los implicados para abortar el proyecto que podría haber ocasionado daños irreparables debido a lo avanzado de sus preparativos». Los detenidos poseían al menos un plano de una casa-cuartel de la Guardia Civil en la provincia de Barcelona, además de apuntes sobre otros edificios oficiales.

Ninguno de los nueve detenidos forma parte de la base juvenil del independentismo radical. Tienen entre 35 y 50 años, y son ocho hombres y una mujer. Esta última y uno de los hombres fueron puestos en libertad con cargos a media tarde, después de acogerse a su derecho a no declarar.

Cuatro de los detenidos habían sido anteriormente identificados en protestas de diversa índole. Varias conversaciones telefónicas de los detenidos, que habían sido interceptadas, llevaron a los investigadores a sospechar que el grupo podía pasara a la acción de forma inminente. En el operativo han intervenido 500 guardias civiles de distintas unidades.